Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 21 de abril de 2015

Miedos

Manfred está desesperado. Comprendo perfectamente sus sentimientos. Ojalá todo haya ido bien para aquellos que conocemos.

Lestat de Lioncourt


Estoy sentado en silencio desde hace un buen rato. Intento preguntarme a mí mismo si todo ha pasado, pero temo darme una respuesta que no deseo. Fuera he visto a muchos arder hasta no quedar nada más que un charco humeante. He escuchado tantas frases inconexas, el dolor mismo retorciéndose como las ramas vencidas de un viejo oak de mis viejas tierras, y el murmullo del silencio que queda tras el penetrante olor del fuego.

Creo que mi vida, como la de muchos otros, ha quedado ligeramente truncada. Esos años felices, apacibles inclusive, han finalizado. Ya se conoce la verdad que yace oculta en cada una de nuestras venas. Una verdad que nos convierte en marionetas. Y, sin embargo, me siento igual que siempre. Lloro por todo lo que he amado, pero también por aquellas cosas que ya no podré amar como antes.

En mis manos viejas, achacosas por el paso del tiempo antes que el reloj se parara al fin, está esa vieja fotografía. Su sonrisa es dulce, casi celestial, y creo que sus ojos muestran una inocencia infinita y un carácter salvaje. Ella era firme, dura e inteligente. Jamás se dejó doblegar por nada ni nadie. Murió luchando. Y yo, pese a tenerla siempre en mi memoria, no fui capaz de hacer lo mismo. No quise irme de éste mundo. Deseé permanecer y al hacerlo he visto el dolor yacer al lado de unos y de otros, tocarlos con el fuego y maldecirlos con murmullos de sacrificio, odio y miseria.

Terminé huyendo de aquel palacio napolitano. He dejado los hermosos y lustrosos suelos de mármol blanco, las bóvedas pintadas con frescos que representaban a rechonchos ángeles y dioses de otras épocas, olvidé que es contemplar las columnas perfectas, y robustas, de aquellos pasillos y todas las esculturas que permanecían mudas, e impasibles, frente a mis pasos achacosos.

Estoy en una vieja capilla olvidada en algún punto inexacto del mundo. Opté por correr, volar por los aires y buscar un lugar donde yacer unos días. Días que se han convertido en meses. Salgo a cazar algunos animales, pero nada más. Posiblemente en unos días decida salir, observar las estrellas y buscar a los que amé y aún amo.

Mi nombre no ha sonado en la radio. Ese dichoso muchacho no recuerda siquiera mi paso por el mundo. Hay un listado enorme de inmortales que han desaparecido y otros que están siendo buscados. Quizás debería contactar con él. Desearía volver a ver a Quinn y decirle que me alegro de ver que está sano y salvo.


Mientras, como siempre, lloraré mis penas en silencio y buscaré sacar fuerzas de los recuerdos de mi encantadora Virginia.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt