Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 5 de abril de 2015

Verla feliz

Arion siempre me ha parecido muy extraño y complejo, igual que Petronia. Personalmente no puedo hablar mucho de ellos más allá de lo que me ha contado Quinn, pero me parecen seres interesantes en todos los aspectos.

Lestat de Lioncourt


Cuando la conocí supe que ella debía ser libre y saborear cada momento como yo no lo había logrado hacer. Comprendí que quería ver su felicidad brillar en sus ojos oscuros, esbozarse en una sonrisa y ver la fuerza de sus brazos rodeándome. Me dije a mí mismo que la liberaría y la llenaría de agasajos, prendas de seda y lino, joyas hechas con conchas y oro, pequeños detalles resaltados con palabras simples y sinceras. Confieso que me enamoré perdidamente de su inusual belleza.

Llevo un rato observándola con el cabello revuelto. Es una noche apacible aquí en Nápoles. El dolor parece haber cerrado cada herida. Sus ojos parecen tristes, pero sólo está preocupada. Hay cosas que no cambian. Mira los camafeos que hizo hace décadas, pasa sus dedos por ellos y se dice así misma si tiene talento. No sé cuántas veces la he rodeado, susurrado a su oído que la quiero y que es arte cada pieza que deja en las vitrinas de nuestro hogar, vende o expone en galerías.

No me importa esa pose desgarbada y masculina, pues sé que tras su americana y su trenza perfecta, existe una mujer coqueta que juega con ventaja. Sus pómulos marcados, sus labios carnosos y seductores, esas pestañas pobladas que provocarían mil huracanas en cada pestañeo y sus manos, suaves y finas pese a lo grandes, son perfectas para acariciarte el alma sin necesidad de tocarte. Mi único interés ésta noche es hacerla feliz, como cada día. Me pregunto si lo hago, pero no soy capaz de confesárselo. Sólo aguardo a que me mire, sonría con cierta pesadumbre y se abrace a mí con alguna palabra dulce. Aún me necesita, por eso sé que siempre regresa tras sus largos días de soledad. No pregunto adónde va, pues sólo necesito tener confianza en su regreso.

Podría acercarme, dejar mis manos sobre sus hombros y besar sus mejillas. Podría hacerlo. Sería sencillo. Sin embargo, estoy acostumbrado a estar y no estar. Prefiero que ella venga, que me necesite realmente, y ser su fortaleza. Me gusta ser la columna del muro firme, alto y fuerte que ella construye alrededor de todos. Estoy enamorado de cada uno de sus gestos. El amor para siempre, ese que dicen que no existe, yace en mi corazón y aún bombea tímido cuando ella me mira con dulzura. Las peleas son cotidianas, pero también las palabras tiernas y el secuestro de mis labios por sus besos a escondidas.


—Petronia, te he comprado nuevos materiales. Sé que deseas volver a crear arte, dejar tu alma en cada pieza, y sentirte llena aunque sea por unas horas—he logrado decir, pero ella sólo se ha echado a reír acariciando el cristal de las vitrinas. Creo que ella sabe que sólo sé pensar en ella y su felicidad, del mismo modo que sé que ella regresa a mí porque de ese modo soy feliz.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt