Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 26 de mayo de 2015

Daría todo por ti

Arjun es uno de esos inmortales que no conozco bien, pero que he empezado a admirar. No comprendo porque Marius lo odia tanto.

Lestat de Lioncourt



—Desperté buscándote como si fueras manantial—dije sosteniéndola entre mis brazos.

Ella parecía compadecerse aún por el cruel destino de Maharet. Comprendía su dolor y veía los amargos estragos en sus mejillas. Todos odiamos llorar. Puede llegar a ser liberador el llanto, pero también terrible y sucio. Dos enormes ríos rojizos manchaban su piel de porcelana. Sus manos se aferraban a mis prendas y las mías acariciaban sus negros cabellos. Esos ojos castaños, los cuales parecían rubíes de café, me perdían.

Sólo había una palabra que repetía en mi mente, la cual escuché pronunciar mil veces a Amel. Era la palabra belleza. Ella era hermosa, pero no sólo por su físico. La envoltura de su alma era atractiva, pero no más que sus palabras y acciones. Para mí ella siempre fue una musa, el aliento de mi vida, la sensación de la primavera naciendo incluso en pleno desierto o bajo toneladas de nieve blanca y fría.

La recuerdo elegante, soberbia, con los ojos llenos de inquietudes y terribles misterios aferrada a mi brazo bailando en sociedad. Lucía tan enigmática como libre. Era un ave con plumaje de mil colores, adornada con joyas mucho menos valiosa que ella misma. Yo la amaba. Amaba cada gesto o palabra. Incluso he amado sus silencios. Aún lo hago. No puedo dejar de hacerlo. Es como un sortilegio y no quiero escapar del ensueño que provoca en mí.

—¿Y has podido saciar tu sed? Soy una terrible compañía en estos momentos—susurró aferrada a mí.

—Tienes que mantenerte fuerte. Pronto se solventará todo y tendrás que mostrarte serena—besé su frente mientras escuchaba las diversas conversaciones.


Todos reunidos intentando solucionar el gran desastre. Mis manos estaban manchadas de sangre inocente. Había arrebatado la eternidad a cientos de jóvenes. Me sentía un fraude. Sin embargo, podía dar mi vida en esos momentos como si fuese algo valioso si salvaba a Pandora, si lograba que ella fuese feliz. Ese era mi pensamiento en esos momentos. Momentos antes de ver a Lestat ser tan impulsivo ganándose mi afecto y admiración, pues todo comenzó a cobrar sentido y se encauzó hacia una verdadera solución.

Y como anuncié ella se mostró serena y fuerte. Demostró a todos que no sólo era una gran mujer, sino que poseía una belleza y una inteligencia propia de una diosa. 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt