Benjamín y David han unido fuerzas con Daniel y los músicos Sybelle y Antoine para lograr que la radio llegue a más personas, se ofrezca también transcrito y sea además interactiva.
Lestat de Lioncourt
El programa de radio comenzaría en tan
sólo unos minutos. Algunos jóvenes vampiros ya estaban esperando
las nuevas noticias y programación que atraparían su fervor.
Querían escuchar a Benjamín. Él traía noticias nuevas y
refrescantes, algunas muy necesarias para calmar el desasosiego aún
reinante. Muchos esperaban con ansias las normas que aún no se
habían dado a conocer, salvo algunas sesgadas que Lestat les había
ofrecido como bálsamo para sus heridas más superfluas. Necesitaban
oír una voz amiga junto a la música apasionada de Sybelle y
Antoine, esos genios que escrutaban el alma de todos y cada uno de
los oyentes hasta perder la consciencia. Sin embargo, no sólo los
vampiros más jóvenes se hayan conectados a la radio vía Internet.
Vampiros milenarios, y otros no tan antiguos, estaban atentos a las
palabras del joven vampiro. Pero no se podía olvidar algo que hasta
ese momento no se tenía en cuenta: la tribu no sólo la conforman
vampiros.
Seres de todo tipo e índole intentaban
contactar con Benjamín cada noche. Los espíritus se concentraban en
prestar atención a las ondas de radio. Los seres extraños y
milenarios, como los Taltos, se hallaban en New Orleans recluidos en
el hospital donde trabajaban a las órdenes de los Mayfair. Los
brujos Mayfair, así como los de otras familias y los pertenecientes
a la antigua orden de La Talamasca, se hallaban pendientes de los
diferentes titulares que dejaría la noche. Todos, sin matices,
estaban al corriente de las ideas que se desarrollarían en el
programa y de las diferentes llamadas telefónicas que se sucederían
una tras otra.
En éste nuevo inicio de temporada de
radio, tras un breve lapsus de tiempo para recuperar energías,
Benjamín había propuesto a David Talbot que se sumara, junto a
Daniel, a las distintas entrevistas que se realizarían noche tras
noche y que se retransmitirían en diferido a cualquier hora del día.
Daniel ofrecería algunas noticias que se colgarían en la web, pero
los otros dos jóvenes vampiros ofrecerían un diálogo fluido.
Serían intervenciones cada dos semanas y avanzarían información
complementaria a los libros, recopilarían la memoria de los más
antiguos y mostrarían un escenario menos oscuro a los más jóvenes.
David se había vestido como de
costumbre. Tenía un elegante traje hecho a medida de color gris,
aunque la chaqueta quedó en el respaldo del asiento permitiendo que
su corbata, de un intenso granate, y su camisa blanca, planchada de
forma pulcra en una tintorería cercana, se lucieran mucho mejor que
ocultas tras la americana. Tenía sus revueltos cabellos negros bien
peinados, con un poco de fijador, logrando que se viese un corte más
limpio y elegante. Sus ojos oscuros repasaba las hojas que llevaba
junto a él, como un pequeño guión de preguntas que deseaba
realizar y algunas anotaciones que quería dejar a quienes estuviesen
escuchando la emisión.
Benjamín, por su parte, estaba vestido
con una camiseta sin mangas negra, igual que su sombrero de ala
flexible, y con unos tejanos de vestir ligeramente ajustados. Parecía
un muchachito y no un niño. Tenía el aspecto de un hombre adulto,
aunque joven, con unos ojos muy llamativos por su color oscuro pese
al brillo que poseían.
Daniel estaba al pendiente de las
llamadas entrantes, aunque para él era mejor redactar únicamente
las noticias que iban llegando y cotejar sus pensamientos hacia el
mundo mortal. Pronto publicarían incluso una revista online y eso le
emocionaba. Volvía a ser el hombre que una vez deseó llenar el
mundo con información y opinión.
Sybelle y Antoine repasaban las
partituras. Ambos vestían de blanco. Ella con un vestido blanco muy
elegante, similar a las viejas vestimentas romanas que lucían
mujeres como Pandora, y Antoine con una camisa blanca, con los puños
de encaje, que le había regalado Armand, muy similar a la que poseía
Louis, y unos pantalones de vestir. Ella estaba descalza, él
también. El balcón que daba al estudio estaba abierto y la dulce
brisa casi veraniega les alentaba. El pelirrojo se hallaba en otra
planta, pendiente de la radio aunque también de sus diversas
empresas. No quería interrumpir.
—Bienvenidos una noche más a mi
radio, que es vuestra radio. Vosotros hacéis que nos mantengamos en
contacto y eso nos hace fuertes. La unión hace la fuerza—dijo con
una ligera sonrisa mientras ajustaba el micro y se acomodaba mejor en
la silla de corte ejecutivo—. Como veníamos anunciado noches atrás
empezaremos una nueva programación con nuevas intervenciones. David
Talbot se ha unido al equipo y cada dos semanas traerá hasta el
estudio entrevistas con los diversos inmortales que tan bien
conocéis—la música de piano comenzó a sonar, casi al unísono
con el violín—. Daniel aportará a la web sus opiniones, como ha
ido haciendo esporádicamente. Los sábados tendréis intervenciones
suyas sobre opiniones de diversa índole. También hablará sobre sus
pensamientos, sus miedos y la superación de sus heridas—se tocó
el sombrero haciendo un ligero gesto al otro inmortal, el antiguo
periodista, que colaboraba desde la pequeña gavina de grabación—.
Sin más, doy mi bienvenida a las ondas a David Talbot. Bienvenido,
amigo.
—Buenas noches—dijo en tono suave—.
Deseo agradecer a Benjamín ésta oportunidad de comunicarme con
todos ustedes. La última vez fue a través de una llamada
telefónica—recordó con una sutil sonrisa mientras se inclinaba
hacia delante, quedando apoyado en la mesa y mirando directamente
hacia donde se hallaban los músicos—. También deseo agradecer a
mis compañeros. Tantos los que se están ocupando de las líneas
telefónicas como aquellos que están aquí, junto a nosotros,
tocando durante toda la noche—comentó—. Como bien ha dicho
Benjamín hemos decidido realizar una serie de entrevistas a todos
los compañeros mortales e inmortales. Tendremos intervenciones de
todo tipo de seres. No sólo nos reuniremos con vampiros. Somos una
tribu.
—Así es—dijo rápidamente
Benjamín.
—Hoy hablaremos los dos. Creo que una
entrevista mutua podrá ser lo mejor para romper el hielo de ésta
situación tan novedosa para todos—explicó acomodando los
papeles—. Pues poco sabéis de nosotros salvo que hemos sido
creados por grandes vampiros, vivido una serie de aventuras y
comprobado que juntos se puede lograr cualquier cosa—dijo—. La
energía que poseemos puede inspirarnos y cambiar el mundo. Si unimos
nuestra energía, nuestra fe, nuestra verdad y nuestras manos podemos
construir las nuevas bases de una sociedad mucho más firme.
—¿Te parece bien si
empezamos?—interrumpió Benji al comprobar que David hacía otra
pausa y le buscaba con la mirada.
—Sí, estoy de acuerdo—respondió.
—Te hemos visto al lado de Lestat
defendiéndolo, ayudándolo y aconsejándolo. Debe ser una tarea
agotadora—dijo riéndose bajo—. ¿Cuáles de las aventuras que
has vivido te ha sido más reveladora?
—Son muchas. Algunas no las he vivido
con él. Sin embargo, la más reveladora fue ser lo que soy. Me dio
una nueva oportunidad, aunque no quería aceptarla con aquel cuerpo
achacoso que ya poseía. No quería ser una carga ni ver las arrugas
en mi rostro de forma permanente—explicó con aquel tono agradable,
casi dulce al oído, con un matiz de voz que un hombre joven no
tendría. Su alma había moldeado aquel cuerpo y sus cuerdas
vocales—. Si bien, me resulto un gran impacto conocer a Lestat. Fue
algo extraordinario. Siempre había sido un hombre de acción, pero
me acomodé. Cuando uno tiene una edad debe acomodarse o saber que en
alguna de esas aventuras, el ir a ser investigador de campo, podría
matarte. Además, era director de la orden. Ya no podía ser un alma
libre—dijo echándose a reír—. Fue como un soplo de aire fresco.
Aunque, supongo que para ti fue distinto. ¿No es así? La
interrupción de Armand en tu vida significó la libertad de una
forma distinta, pero la libertad al fin y al cabo.
—Sí—sus mejillas se ruborizaron un
momento y luego sonrió confiado—. Había sido vendido a un hombre
cruel, un monstruo peor que cualquiera de nosotros. No hace falta ser
un inmortal para llamarse monstruo—explicó tras un ligero
suspiro—. Estaba condenado a robar y mover droga. Hacía los
favores y los asuntos de un criminal que no deseaba mancharse las
manos. Mi único momento feliz era llegar a casa y encontrarme en
brazos de Sybelle. Ella tocaba para sí misma, para no enloquecer, y
para mí. La música era nuestra terapia—dijo mirándola desde
aquella mesa, su pequeño rincón, mientras ella tocaba apasionada
una de las piezas que Antoine había creado para ambos—. Armand nos
salvó de él, pero fue Marius quien nos dio la oportunidad de amar a
ese vampiro durante el resto de nuestras vidas. Jamás me
arrepentiré, aunque tengo confrontaciones con él. Es normal, creo
yo. Hemos vivido horrores similares, pero a la vez distintos.
—¿Cuáles?—preguntó—. Yo no
coincido con Lestat porque es demasiado alocado e impulsivo. Hace lo
que quiere y no se detiene ante nada. Posiblemente vive más un
cobarde que un valiente, pero un valiente tiene una vida mucho más
rica. Yo no puedo considerarme cobarde, pero si me detengo a pensar
en los contra de algunas de mis acciones. Creo que Lestat será un
gran líder porque no se detendrá ante los problemas, cosa que
algunos podríamos vernos superados—comentó echándose hacia atrás
en la silla para mirarlo de soslayo—. No comparto muchos de sus
puntos de vista, ¿es eso?
—Sí. Él no ve los matices. Cree que
algo debe ser bueno o malo. Creo que las doctrinas que una vez
mancharon su vida aún siguen hiriéndolo y encadenándolo. Él ya
sabe lo que yo opino de eso—replicó—. Pero te juro que lo amo.
Aún lo amo. No podría estar aquí si no le quisiera.
—Quien más te quiere te hará
llorar—indicó.
—Discutir entre distintas
generaciones es habitual—dijo encogiéndose de hombros.
—¿Cómo es que decidiste afrontar
éste reto? Es decir, hacías radio mucho antes que los demás te
diésemos nuestro beneplácito—comentó cruzando una de sus piernas
mientras tomaba los folios. Le haría algunas preguntas de las que
tenía anotadas.
—Porque Louis rompió esquemas. Él
lo hizo. Él se entrevistó con Daniel, aquí presente en la gavina,
y rompió todo lo que sabíamos. Él lo hizo. El resto sólo
decidimos tomar ese momento para abrir una nueva brecha. Lestat le
siguió con conciertos, libros e incluso presentándose en Talamasca.
¡Eso era impensable! ¡Un golpe de efecto! Pero yo he nacido en una
época distinta. Los libros son importantes, siempre lo serán, pero
los medios de comunicación no sólo son escritos. La radio fue muy
importante en otras épocas y ahora lo es Internet. Gracias Internet
y los portales de subida de vídeos, música o contenido didáctico
tenemos la cultura al alcance de la mano. Quien no se informa es
porque no quiere, quien no se comunica es porque no lo desea y
nosotros los vampiros modernos debemos acercarnos a las tecnologías.
No hay excusa—dijo dando un pequeño golpe en la mesa.
—Salvo la torpeza de Lestat—respondió
echándose a reír.
—Ni que lo digas. Comprende lo que le
digo, insisto y lo hace. Sin embargo, en cuanto deja de prestar
atención, se aleja de las redes sociales y los nuevos medios de
comunicación, se pierde. Sin embargo, a mi lado aprenderá y quizás
termina siendo uno de esos vbloggers tan famosos—comentó lo último
entre pequeñas risas. Benji se veía relajado y directo. Disfrutaba
de aquella conversación—. ¿Y tú? ¿Cómo es que decidiste tomar
nota de los libros que habían escrito y hacer las memorias de
Marius, Pandora y Armand?
—Es lo que siempre hice:
investigar—contestó—. Me habitué a ello y deseaba conocer. ¿Qué
medio era el mejor? Los libros siempre lo fueron. Daniel estaba
aturdido aún y nadie había asumido su papel. Yo decidí hacerlo.
—Gracias por eso—se giró hacia él
y se comportó aún más cercano—. Cuando te escuché llamar supe
que eras tú sin decir tu nombre.
—Lo supuse—le guiñó un ojo y se
echó a reír.
Era una lástima que nadie pudiese
verlos físicamente. Tan sólo eran las ondas de la radio. Sin
embargo, permitirían que Daniel tomase algunas fotografías para
añadirlas a las grabaciones. Aquello era algo serio, no era un
juego, pero sin duda era relajado y divertido. No era como meses
atrás en los cuales se mascaba la tragedia y se podía cortar el
aire con un cuchillo. No había tensión. Todo era distinto.
—Dime, ¿qué piensas de
Lestat?—preguntó David.
—Al principio pensé que era un
imprudente y un idiota. Sin embargo, poco a poco comprendí que
realmente es un héroe entre nosotros. Esperaba que hiciese algo.
Creo que todos deseábamos que él interviniese. Nosotros hemos
estado siempre pendientes de sus aventuras y sus palabras, ¿no es
así? Aunque yo lo conocí como un niño mortal, cosa que no todos
pueden decir lo mismo, y ya llevaba muchos años mostrándose crítico
al mundo oscuro y terrible del que provenían la mayoría, inclusive
él—sus pequeñas facciones eran dulces, pero su voz era magnífica.
Tenía una serenidad y un ímpetu de un hombre joven. No se veía a
un niño cuando él hablaba—. Ahora veo a un buen líder y espero
que así siga siendo. Fue magnífico ver como luchaba contra Rhosh y
lo derrotaba.
—Sí, es lo bueno de Lestat. Puede
ser un idiota, pero sus estupideces son pequeños fallos por querer
comprender el mundo. Yo soy más teórico y él es más
práctico—Benjamín asentía a las palabras de David y él
sonreía—. ¿Y qué piensas de mí?
—Que has tenido mala suerte, pues has
perdido a seres queridos, pero así es la vida. La vida nos castiga y
bendice por algo. Nos da lecciones. Las lecciones nos puede gustar
más o menos, puede parecernos mejores o peores, pero nos moldea. A
ti te ha moldeado de forma distinta que a mí, pero ambos estamos
aquí sentados, uno junto al otro, intentando que quienes nos
escuchan ahora tengan al fin el programa de radio que esperaban desde
hacía mucho tiempo—explicó intentando ver que tenía David en sus
manos—. ¿Tienes alguna noticia para nosotros?
—Sí, tengo tres noticias
relevantes—dijo—. Pronto Antoine tendrá que dejar a Sybelle
tocar sola, sentarse con nosotros y aceptar nuestras preguntas. Él
será el primero en ser entrevistado dentro de dos semanas—el
músico se giró saludando ligeramente haciendo sonar con más fuerza
su violín, como si fuese un saludo a la audiencia—. Daniel
explicará el sábado próximo sus sentimientos frente a Akasha, cosa
que no ha hablado en demasiadas ocasiones. Lo hará con mayor
profundidad y será un guiño para los mortales que aún recuerdan
ese hecho, aunque parece un sueño o una pesadilla—comentó dejando
los papeles sobre la mesa—. La última es que la cúpula de
inmortales está ya formada y en el libro “Paraíso de Sangre” se
dará la oportunidad a todos de hablar de las leyes que se están
realizando. Sin embargo, la cúpula ya está formada. Tú ya has
estado en algunas reuniones, junto a Daniel. Yo me he perdido algunas
porque estoy con Jesse reconstruyendo las pertenencias de Khayman y
las Gemelas.
—¿Cómo siguen las
reformas?—preguntó.
—Bien. Van rápidas, pero se ha
perdido mucho—explicó—. Aunque como bien sabes hay mucho
contenido en las cuentas de correo de Maharet. Hemos logrado
averiguar las claves gracias a Amel—dijo con un suspiro de alivio.
—Pues por hoy, damas y caballeros, ha
terminado el programa—dijo Benjamín—. En los próximos días os
daremos la oportunidad de publicar preguntas para Antoine en el link
que acompañaremos junto a la grabación y transcripción, pues
también pasaremos a medios escritos ésto que estamos viviendo—miró
a David y le tendió la mano, la cual fue rápidamente estrechada.
—Gracias por todo—dijo estrechando
su mano—. Gracias a todos.
Los siguientes minutos fueron para los
músicos, que se dejaron llevar. La vida parecía fluir de ellos con
cada nota. La habitación vibraba. Daniel comenzaba a transcribir la
información. Armand, desde la planta superior, sonreía ligeramente.
El antiguo querubín, el muchacho que vivió grandes tragedias, se
sentía orgulloso del muchacho que había cuidado como un hijo o un
hermano.
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