Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 17 de mayo de 2015

Me deslindo de ti.

Armand tiene razón y Marius debería replantearse lo que está haciendo. Bueno, pero que primero termine las normas... eso sí.

Lestat de Lioncourt


Estimado maestro:

Te escribo ésta carta del modo más convencional posible. He intentado limitar mi acceso a las nuevas tecnologías para poder transmitirte mis sentimientos a través de una carta. No voy a llamarte. Tampoco quiero ver tu rostro cuando sepas lo que ya conoces. Sé que sabes punto por punto cada una de las siguientes líneas. No puedes leer mi mente, pero he comprendido que hace tiempo que puedes leer mi alma aunque mientes. Y mientes muy bien. Siempre dices que puedo con todo lo que sucede a mi alrededor, que me haré más fuerte y seguro. Sólo me ha hecho más daño el saber que yo, aunque imperfecto, soy tuyo... pero tú no eres capaz de cuidar de mí como deberías. Soy un barco sin capitán ni rumbo. No te preocupes. No te haré pagar las consecuencias de tus mentiras, tus actos pueriles y tus miradas frívolas. Arrancaré de mí todo sentimiento tras acabar éstas líneas.

Podría haberte dado todo, pero tú decidiste que no debería siquiera apropiarme de una de tus sonrisas. Acepté el reto y continué hacia una nueva meta, pero esas metas se convertían en desiertos áridos y en condenas eternas. El amor adolescente se convirtió en veneno derramado en cada una de mis lágrimas. Las noches empezaron a tener menos estrellas y los sueños se desvanecieron como si fueran humo. No quedó nada. Del joven que tú rescataste no quedó ni su alma, pues he cambiado tanto que ya no me reconozco frente al espejo. Puede que sea el mismo cabello rojizo, el mismo rostro de querubín perdido y esa boca carnosa que suspira vencido ante la tragedia. Es posible, pero no soy yo. Soy un engendro que ha sobrevivido a los siglos de desconocimiento, hundimiento y tragedia. He sufrido tanto que no recuerdo qué es sonreír sin imitar o fingir.

Acepto que quizás no he sido lo que tú deseabas, pero tú tampoco has sabido jamás qué es lo que realmente faltaba en tu vida. Hablas de amor, lo contemplas y le das formas con tu paleta de pinturas. Eres capaz de grandes prodigios. Has logrado un milagro con otros y has obrado como padre de ovejas descarriadas. Y, sin embargo, yo que siempre te he esperado, creído en ti y en tus viles actos, me has condenado a ser un mero recuerdo cubierto de polvo y desgracia. Quizás morí aquella noche, ¿no es cierto? Para ti hubiese sido mejor que ese engendro que te amaba y, que por duro que suene, te sigue amando muriera en aquella pira destinada a destruirme y olvidarme en el recuerdo.

Llegaré a un acuerdo contigo. Uno que espero que te reconforte del mismo modo que lo ha hecho conmigo. Tú serás libre y yo también. Olvidaremos el pasado. El amor lo enterraremos sin pomposidad y con la eficacia de los nuevos funerales. No habrá sepelio ni lágrimas. Simplemente olvidaremos lo que fuimos y nos centraremos en el futuro. Yo no te reclamaré nada y tú no tendrás que inventarte excusas.


Armand, Le Russe.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt