Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 2 de junio de 2015

La oportunidad de amar

El amor es difícil y Armand está empezando a comprenderlo.

Lestat de Lioncourt


Durante muchos años he podido ver cambiar el mundo desde los distintos puntos de vista. Es como tener un cubo de Rubik que continuamente mezcla sus colores y jamás puedes llegar a tener todos sus lados iguales. La época más oscura de mi vida es mucho más larga e intensa que la que hoy vivo, muy similar a la tentación de los placeres a los cuales sucumbía en Venecia. He sufrido demasiado y eso ha moldeado mi carácter. Siento una necesidad insaciable de ser escuchado y amado, aunque hasta hace bien poco no sabía como regresar ese sentimiento. Creo que nací con una tara terrible y jamás he logrado superarla.

Muchas veces me he comparado con Peter Pan. Tal vez en demasiadas ocasiones. A veces me comparo con otros personajes ilustres de la literatura que quedaron perdidos en medio de islas, náufragos de sus sentimientos, olvidados o convertidos en monstruos frente a otros. Quizás sí soy un monstruo. No tengo apego alguno a mis víctimas. Jamás he logrado llorar por ellas como ha llegado a hacer Louis, tampoco me he enamorado de su maldad como afirma Lestat y nunca siento respeto por los cuerpos que yacen a mis pies como dicen hacer otros. Sólo siento asco. La muerte me provoca náuseas porque me recuerda a los viejos túneles por los cuales transitaba, oraba y lloraba.

Hace días que no entablo largas conversaciones con los otros. Me mantengo al margen observándolo todo. Para mí es una función divertida, muy animada, y llena de matices como los cuadros de Marius. Sin embargo, soy incapaz de hundirme en ese ambiente pese a mi perfecto camuflaje. No soy libre para divertirme junto a otros. Creo que algo en mí me lo impide. Tal vez es ese miedo brutal que siento cuando Antoine me abraza, aparta los mechones de mi cara y me dice en tono confidente que me ama. Tiemblo de miedo y nerviosismo. Antes hubiese dado cualquier cosa por palabras semejantes, pero todo lo que he vivido me ha llevado a un pánico inoportuno. Ahora sé lo que es amar y ser amado y por eso mis miedos se han hecho fuertes como dragones e invencibles como titanes.


Pero sé que venceré esos miedos, igual que vencí otros en su momento, y lograré sentir realmente algo que no sea miedo, pánico o asco. Lograré amar y admirar. Seré de nuevo quien fui en Venecia, aunque eso es más un deseo que algo factible.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt