Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 3 de junio de 2015

Lo que realmente quería

Mona y Quinn siempre me parecerán una pareja encantadora. Por eso creé a Mona. Mona merecía una oportunidad y Quinn ser feliz.

Lestat de Lioncourt

Hay miles de motivos por los cuales podría ser sumamente infeliz. Quizás no soy de ese tipo de mujeres. No me importa haber tenido una infancia deleznable. Tampoco me arrepiento de mis pecados y fallos, pues cada paso sobre las ascuas de mi infierno me han hecho más fuerte. Soy lo que la vida ha moldeado, cincelando cada parte de mi alma, sin importar nada. He recorriendo un largo camino y me he dejado llevar por mis impulsos, mi codicia y también la necesidad de ser amada.

Durante décadas desconocí lo que era el amor, aunque sabía que mi familia me apreciaba de algún modo. Sin embargo, era una niña a la que nadie echaba cuenta. Me había convertido en un hermoso borrón de ojos verdes y cabello rojizo. Crecí demasiado pronto y comprendí que siendo el mismísimo diablo se gana más que siento el ángel que muchos veían. Coqueteaba y jugaba bien mis cartas, escuchaba a los espíritus y sonreía inocente ante la mirada libertina de cualquier hombre. Acepté la pasión, lujuria y desenfreno pero jamás el amor barato de compromisos vacíos. Vacíos como mi corazón hasta el momento en el que yo lo conocí.

Admito que en un primer momento me pareció ridículo y patoso, pero eso le daba un encanto excepcional. Podía ver en sus modales caballerosos, aunque torpes, a un hombre sincero que todavía tenía el encanto de la inocencia, o mejor dicho, el perfume de la virginidad. Creía en el amor puro y demencial de los libros que había devorado en su silenciosa habitación. Su hermano rondaba a su lado, como una replica perfecta, que arrugaba su nariz y torcía el gesto con cada mirada coqueta que yo le lanzaba. Me convertí en un muro entre ambos, la división visible, la herida más certera y la columna a la cual se aferró para sobrevivir a los actos pueriles que le tenía preparada la vida.


En sus brazos volví a ser inocente. Nací nuevamente como si fuese una nueva rosa, una amapola salvaje, que lograba germinar en el lodo del pantano. Creo que empecé a ambicionar algo más que poder y dinero. No quería ser escuchada, sino amada. Cuando me reflejaba en sus ojos podía verme como era realmente, sin tapujos ni dudas. En él encontré lo que realmente deseaba y quería. Por eso lo busqué. Sabía que él me daría la vida que se escapaba de mis manos y podría volver a sentir la libertad perdida. Quería huir del mundo, pero a su lado.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt