Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 13 de junio de 2015

Maldito seas Louis... Maldito sea yo.

—No deberías hacer esa imprudencia—dijo desde la puerta de la sala. Me miraba con sus ojos verdes implorando que parase. Sin embargo, no podía detenerme. Estaba cansado de mantenerme al margen. Quería hacerlo. Estaba decidido a ir al concierto y explicarles a todos lo que yo sabía. Nadie más diría que guardaba un secreto que podía salvarnos, liberarnos o masacrarnos. Jamás sabe uno qué ocurrirá cuando una verdad es liberada y yo tenía en mis manos la caja de Pandora.

—¿Por qué no?—pregunté con una sonrisa maliciosa— ¿Acaso te importa lo que a mí me suceda?

—Lestat, hace cinco minutos que nos hemos reconciliado y ya estás discutiendo conmigo—susurró frunciendo el ceño, para luego negar ligeramente con la cabeza y aventurarse a entrar a la habitación donde me encontraba.

—Yo no estoy discutiendo. Eres tú quien discute un tema que ya ha sido zanjado. He tomado mi decisión, Louis. Deberías estar feliz, ¿no es así? ¿Por qué no lo estás? Voy a decirles a todos lo que sé, lo que tú tanto pedías, y ahora temes que suceda algún imprevisto—dije aproximándome a él.

Estábamos frente a frente. Mis ojos se deslizaban por aquella elegante figura pese a las ropas que llevaba ahora. Él era elegante, majestuoso, incluso con aquella simple camisa de algodón y esos pantalones vaqueros algo descuidados. Se veía atractivo, aunque me extrañaba que se hubiese cortado el pelo. Prefería que lo dejase largo. La próxima noche impediría que lo hiciese, como así hice, porque amaba ver la vieja imagen de mi amado Louis. Un ser de otro tiempo. Un ser enmarcado en una época que era mucho más difícil, aunque soñadora, que la que vivíamos. Teníamos menos medios para sobrevivir, menos fascinación hacia lo oculto, pero nos rodeaba la belleza del desconocimiento, lo salvaje y la pasión desmedida de nuestra época.

—Louis...—susurré tomándolo de los brazos. Apreté mis dedos contra su camisa, sintiendo así cada músculo de sus brazos, mientras me dejaba guiar por esos ojos llenos de rabia y amor. ¡Cuánta melancolía! ¡Cuánto temor! Y a la vez, como no, veía la misma fascinación con la cual yo le miraba—. No pasará nada.

—Siento el peligro—balbuceó a punto de llorar. Parecía conmovido por estar a mi lado, y a la vez francamente arrepentido de sus estúpidas palabras llenas de rencor. Había mentido, él lo sabía, pero era una licencia poética que tuvo que usar como truco para atraerme hacia él.

—Y yo siento un amor por ti que jamás creí poder confesar...—acto seguido lo besé.


Sí, lo besé. Hice que se callara con un magnífico beso. ¿Acaso no podía hacerlo? Después le pedí que se fuese a descansar y yo hice lo mismo. La noche siguiente sería mía. Sería mi noche. Sería la noche del vampiro Lestat.

Lestat de Lioncourt  

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Lestat de Lioncourt