Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 28 de junio de 2015

Odio, amor y cosas humanas

Daniel ha vuelto a realizar una reflexión sobre el amor y los vampiros. ¡No se lo pierdan!

Lestat de Lioncourt


Siempre hemos sido humanos. Jamás hemos olvidado quienes éramos y los sueños que una vez, con duro esfuerzo, conquistamos. Sin embargo, los nuevos escritores, por llamarlos de algún modo, se empeñan en catalogar a sus vampiros en los “más humanos”. ¿Acaso no es humano amar? Nosotros jamás permitido que el amor se diluyera en mitad de la oscuridad. En las sombras, donde nos arrinconábamos para recordar y apreciar la belleza de nuestra existencia, anhelábamos el amor pese a la soledad que ocasionalmente nos invadía.

El amor es algo imprescindible para comprender la humanidad. Aunque es un sentimiento que puede encontrarse en otras especies, no sólo en la humana. Sin embargo, el odio, su contrario, es inyección de sentimientos estúpidos, irracionales y bochornosos que todos hemos sentido y que las especies, esas que llamamos inferiores, no poseen. Nuestras almas, al igual que las almas humanas y los espíritus, tienen la posibilidad de experimentar sentimientos confusos y terribles canalizándolos en acciones cotidianas.

Si hablamos de amor y odio, rencor y tragedia, tengo que hablar de mi vida. Cuando era joven pensaba que sólo me apasionaría la verdad. Estaba enamorado del atractivo que poseía el periodismo. Ser periodista en los setenta y ochenta era peligroso, casi clandestino, porque no había vergüenza ni pudor para demostrar la verdad. Dejábamos sobre la mesa lo más terrible del ser humano, pero también alentábamos a los buenos sentimientos, fuesen o no patrióticos o beneficiosos para el sistema. Me enamoré de esa idea idílica de buscar la verdad y mostrarla al mundo. Sin embargo, hay amores más fuertes en mi vida. He encontrado la felicidad y la tristeza al amar. He comprendido que no sólo puedo amar a mis ideales, principios o sueños. Llámalos como tú quieras.

No llegaba los treinta cuando me enamoré de otra idea. La idea de no morir jamás. Esa idea de sufrir y ser feliz a la vez. Ser parte de una historia que hacía mucho tiempo que había comenzado. Quizás una historia que podía investigar únicamente al ser un vampiro. Quise ser parte de esa comunidad secreta, como los masones u otras logias, que vertían la sangre de sus víctimas en su boca, gracias a sus puntiagudos colmillos, y luego sufrían enormemente la pérdida de la vida como si fueran flores marchitas sobre una tumba desconocida.

En esa época fui un estúpido. Alguien me amó tal y como era. No le importaba demasiado demostrarlo, pero fui terco. Me cegó el deseo de ser algo más que un periodista con una buena historia de ficción entre sus manos, aunque todos pensaban que estaba loco cuando decía que era cierto. Pero seamos sinceros, ¿quién creería que existen de verdad los vampiros? Sólo un loco. Un escritor que no tiene más que un par de neuronas sanas.

Armand, el vampiro que me conoció cuando investigaba los pasos y la historia de Louis y Lestat, me amó. Él dice que no sabe amar, pero sí sabe sentir. Me transmitió su deseo y su necesidad de ser comprendido. Sin embargo, ni siquiera aún hoy es capaz de comprenderse a él mismo. Intenta buscar un ideal que ha perdido y que nunca tuvo claro.

Admito que llegué a odiarlo. Desprecié todo lo que hizo por mí. Incluso desprecié que me concediera lo que tanto quería. Lo aborrecí. Me negué a conversar con él. Fui un estúpido. Pero la estupidez es algo que está implícito en el ser humano.

En estos días donde se proclama la diversidad del amor, se apela a la comprensión y la humanidad, debía hablar sobre el amor, la verdad y la humanidad de los vampiros. Los vampiros amamos sin importar el sexo que se posea. La mayoría podríamos ser calificados de bisexuales, aunque algunos sólo han logrado amar a un único compañero. Conocí a Louis hablándome de todo el odio que sentía hacia Lestat, pero en realidad me narraba una historia de amor que se vio truncada y que él no lograba aceptar. Tal vez yo he sido así con Armand. No lo sé. En estos momentos me encuentro frente al ordenador, Marius está a mi lado ojeando un libro sobre arte moderno mientras murmura que sólo son pinceladas sin sentido, y pienso que he tenido suerte. Soy amado y apreciado. No he sentido el desprecio y el horror como otros de los nuestros, pero sí he ofrecido dolor a Armand. Un dolor que quizás él no admita, pero que yo puedo palpar.


Aún así, este artículo no es una reflexión de mis sentimientos. Es una aclaración. Los vampiros amamos, y por eso hoy quiero felicitar a todas las formas posibles de amor que existen. No se dejen llevar por religiones que claman amor, pero que dirigentes hablan de odio y desprecio. Tomen la mano de quien deseen realmente y sean felices. Feliz Día de la Libertad de Amar sin importar nada. Porque así debería llamarse, ya que no sólo es orgullo de ser quien eres sino de ser libre y capaz de aceptar que amas.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt