Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 6 de julio de 2015

Amor y odio

Lo de Armand tiene un nombre y se llama: necesidad de afecto.

Lestat de Lioncourt

Tal vez debería guardar todos mis sentimientos en una caja, encerrándolos bien allí, para que nunca vuelvan a causar daño. Quizás eso liberaría el alma de las pesadas dudas y las traiciones ingratas. Es posible que de ese modo al fin pueda encontrar la felicidad siendo inocente, impoluto... ignorante. Porque quien ignora sus sentimientos, así como el daño que estos les causa, puede llegar a formular una sonrisa en sus labios.

Recuerdo todo vivamente y eso quema. Es como si me lanzaran a un volcán ardiente y mi carne se deshiciera rápidamente, llegando a mis huesos y éstos, tan frágiles, se destruyeran en un pestañeo. Me arde la piel al rememorar sus manos frías, las cuales parecían cinceladas perfectamente en mármol, acariciando mi torso estrecho y casi infantil.

Los hombres desean amar algo que no sea únicamente a una mujer, las niñas son muy similares a las mujeres. Los muchachos, los que son casi unos niños, no nos parecemos a los hombres y tampoco a las mujeres. Somos como ángeles que abren sus brazos al amor esperando encontrar la comprensión soñada. Pero ese sueño sólo nos quema, nos destroza, nos convierte en demonios retorcidos y escalamos la cima de la locura.

Él me prometió el amor eterno y yo lo creí. Es como cuando escuchas una canción romántica y por primera vez la entiendes. Entonces, como si te hubiesen iluminado, comprendes que has caído en las redes de un sentimiento que sólo te traerá tragedia.


Ahora contemplo mis sueños, como si fueran trozos de espejo roto, y me doy cuenta de lo estúpido que he sido. Aún así todavía me creo sus mentiras y caigo en sus trucos.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt