Ir a tu despacho y encontrarte a Louis llorando no tiene precio, sobre todo si llora por una carta que está terminando de escribir. Ah... maldito imbécil...
Lestat de Lioncourt
Aún me pregunto como te puedo querer,
pero lo sé cuando las noches se convierten en lágrimas que no se
acaban porque tú no estás. Admito que no sé imaginar mi vida sin
ti, aunque estemos separados por ofensas y malos entendidos. Sólo
puedo decirte que mi vida es tuya y que me he convertido en un
mendigo de tus caricias. Quiero estar contigo y al lado de todas tus
locuras, pues dais sentido a mi existencia.
Sé que me gusta quejarme por todo y
que siempre busco reproches para discutir. Sin embargo, es porque a
veces noto que mi existencia se ha convertido en respirar tu
fragancia. Odio cuando me marcho porque mi orgullo y mis ofensas son
demasiado terribles para mí, aunque cuando doy el portazo deseo que
me detengas y me digas que me amo. Aún se me escapa la razón de
tantos finales pese a los numerosos inicios llenos de esperanza.
Quiero cambiar, pero tú también deberías hacerlo. Deberíamos ser
más sinceros y dejarnos de reproches, falsas promesas y estúpidos
comportamientos de jóvenes inexpertos en el amor.
Mi corazón es tuyo, al igual que el
tuyo es mío. Ésta noche sólo quiero escuchar tus latidos
acompañándome. Deseo tus manos acariciando mi cintura y
desabrochando los botones de mi camisa. Quiero que me beses como
únicamente tú sabes hacerlo. Necesito tu olor pegado a mi ropa y tu
piel rozándose con la mía. Necesito que tus ojos me enseñen el
castigo de tu pasión. Hoy voy a buscarte de nuevo allá donde estés.
No importa que estemos disgustados, divididos y encarcelados en
nuestras miserables excusas. Nos gusta maltratarnos imaginando un fin
para los dos, pero yo sólo sé imaginarte a mi lado ofreciéndome tu
chaqueta, besando mi sien y susurrándome en francés versos sueltos
de canciones que tú y yo bien conocemos.
Por favor, príncipe, deseo que te
conviertas en mi salvador. Que me salves de nuevo de nuestra
discusión. No sé vivir sin ti y tú no sabes vivir sin mí. ¿Tú
puedes concebir tu historia sin mí? Yo ni siquiera sé dar un paso
sin preguntarme por ti. Detén tus pasos y vuelve a mí. Por favor,
te lo ruego. Hazlo por tus sentimientos y por los míos, pues no
deben ir a un nuevo funeral con todos los sueños que hemos
depositado.
Lestat, yo te amo.
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