Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 6 de agosto de 2015

Amor... soledad... Tú eres mi fuerza y mi odio.

Debí saber esto antes... Louis no tiene remedio.

Lestat de Lioncourt


Las palabras dieron paso al silencio y el silencio a la distancia más terrible. Pero en esa distancia te tenía cerca, pues podía tenerte entre mis brazos nada más despuntar el sol. La noche era eterna. Realmente se convertía en horas imposibles en las cuales la oscuridad se transformaba en monstruo, uno más sediento que mis propios deseos de sangre, que me engullía convirtiéndome en un ser extraño y solitario.

Tú has sabido vivir solo. Te he visto miles de veces caminando por la ciudad aferrado a tus ideales. Yo sólo era un complemento, un artículo más en tu colección de amantes, mientras sonreías entusiasmado con la vida, la muerte y tus extrañas parábolas jamás dichas en el púlpito de una iglesia. Cuando te conocí era un despojo con los bolsillos llenos de dinero y el alma cargada de sueños rotos. Ahora, tras tenerte a mi lado, estoy aún más destrozado porque no he sabido mantenerte junto a mí.

Sé que vienes a verme. Me observas como si fuese un preciado trofeo en una vitrina. Soy un elegante maniquí que posa para ti, con esa mirada melancólica y ese aspecto tan humano. Me has salvado la vida en muchas más ocasiones de las cuales hemos podido contar, pues creo que ni siquiera tú eres consciente de ello. Me quedo ante la ventana, intuyo que estás ahí porque viene a mí tu fragancia dulce y masculina, mientras abro un libro de poema y recito para ti. Así paso las noches. Te invito a entrar, y arrancarme de ésta soledad.


Te vi en mitad de la noche, mientras apagaba la última vela de mi escritorio, y deseé que me abrazaras como antaño. No sé vivir solo. Aquí, en Nueva York, me siento perdido. No es igual que Nueva Orleans, nuestras viejas discusiones y el abrigo de tus miradas. Por favor, rompe éste silencio. Hazlo tú ésta vez, pues me siento un desgraciado.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt