Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 7 de agosto de 2015

Mi amor por ti

Comprendo un poco a Benedict, pero Rhosh no es que me caiga muy bien...

Lestat de Lioncourt 


Otra vez estoy llorando. De nuevo lo hago frente a ti. Me inclino sobre tu torso y espero que me abrigues con tus brazos. Estoy llorando otra vez por mis miserias, que no son las tuyas y terminan siendo nuestras. Tu manera de amar a veces es incomprensible para mí. Creo que me odias, pero después descubro que sólo estás preocupado por mi bienestar. Esas preocupaciones, ese tiempo de espera entre mis palabras y las tuyas, se convierten en un duelo de miradas que no puedo soportar. A veces me pregunto si te merezco y si debería marcharme, pero luego recuerdo que estamos condenados a estar unidos para siempre.

Recuerdo la primera vez que nos vimos. Había estado ayunando durante varios días. Quería limpiar mi cuerpo y expiar mis pecados. Me arrancaba del alma cada trozo sucio y miserable. Mi cuerpo joven, casi adolescente, sentía tantas tentaciones incontrolables como para nada permisibles en el ámbito sagrado. Mi familia era de buena posición, respetable y católica, y decidieron darme la educación adecuada. Mi hermano mayor heredaría las tierras de nuestro padre y yo el cielo. Al menos, así lo creía. Realmente lo creía hasta que tú apareciste en mi ventana. Fueron tan sólo unos segundos.

Eras un hombre delgado, encapuchado y con los ojos más profundos que jamás había visto. En esos ojos vi a Dios mismo observándome, mirándome con lupa, y provocando que mi cuerpo temblara ante la tentación de hablarte. Mi oración quedó a medias y mi rosario cayó al suelo. Esa fue la primera vez. No hablamos, sólo nos miramos. Nos miramos como lo hacemos ahora y por eso lloro.

Debí impedir que fueras. Debí impedir que caminaras entre el odio y el desastre. Debí impedir que mancharas tus manos de sangre, al igual que yo he manchado las mías. Una sangre inocente y antigua, de una mujer bondadosa que guardaba demasiados misterios. Dejé que cayeras en la influencia de aquel ser caprichoso, aunque desconozco si es maligno o sólo un pobre desgraciado como todos nosotros.


Por eso lloro, Rhosh. Lloro por ti, por mí, por ese terrible momento y por las palabras que no nos sabemos decir.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt