Louis quiso dar su punto de vista a esa noche, otra vez, pero ésta vez centrándose en ella.
Lestat de Lioncourt
—¿Me quieres?—preguntó mirándome
con aquellos enormes ojos azules.
Parecía una niña como cualquier otra.
Sus hermosos rizos dorados caían sobre su pequeño vestido de
tafetán azul marino. Sus pequeñas manos acomodaban los pliegues
arrugados de su falda e intentaba, con disimulo, ocultar las
salpicaduras de sangre de sus dedos. Debía gritar, llorar y quejarme
por todo lo que había hecho. Sin embargo, cuando el cuchillo cayó
al suelo, produciendo un sonido metálico, me arrojé sobre ella para
abrazarla.
La estreché contra mí. Lloré por él,
por ella, por mí y por todos los demonios que nos acompañaban en
aquella terrible noche. Las llamas de la chimenea devoraban con ansia
los troncos y sentía que mi alma, como el alma del monstruo que nos
creó, se consumía en un infierno terrible donde ella era la abeja
reina. Alcé mis manos hacia sus mejillas llenas, palpé su pequeña
boca y noté que lloraba. No sabía porqué lo hacía. Quizás
lloraba porque no se sentía liberada de sus absurdas cadenas.
Aquello que había hecho nos había condenado a ambos, del mismo modo
que él nos condenó a todos.
No se vería liberada del dolor de ser
una muñeca eterna. Jamás crecería. Nunca moriría. No sabría lo
que reconocer en el espejo una arruga, una cana o una mancha
producida por la edad. Jamás vería su pequeño cuerpo convertirse
en uno bien formado, de generoso escote y encantadora cintura. Sería
por siempre una pequeña flor silvestre, pequeña y delicada, en
mitad de un jardín salvaje cargado de malicia. Ese jardín al que
Lestat nos había adentrado y que siempre mencionaba cuando se sentía
borracho de sangre, poder y malicia.
—Claro que te quiero, mi
ángel—susurré besando sus mejillas, su frente y sus manos. Esas
manos de asesina que siempre me habían acariciado y abrazado
mientras dormía. Mi niña, mi pequeña, mi monstruo...
—Entonces, deshazte de él—respondió
mirándolo inexpresiva—. Lo odio, Louis... Lo odio...
No hay comentarios:
Publicar un comentario