Daniel nos habla del legado de Maharet y del mundo.
Lestat de Lioncourt
Las grandes obras en ocasiones quedan
reducidas a escombros. Actualmente no se realizan monumentos a la
inmortalidad, sino a la utilidad. Aún así, asombrosamente, muchos
edificios no son eficientes y provocan tan sólo asombro por su
coste. En décadas hemos pasado de gastar fortunas inmensas en
construcciones que duraran cientos de años en materiales más
fáciles de derribar, para construir otros edificios. Si bien, la
ingeniería de la construcción ha mejorado las máquinas utilizadas,
pero no el ego de sus constructores. Se despilfarran millones en
asombrar al mundo, pero a veces lo más asombroso es lo más simple.
Las grandes iglesias tardaban siglos en
acabarse, los templos griegos o egipcios aún perduran, pero las
ciudades cambian continuamente y algunos edificios son demolidos en
cuestión de horas. La vida actual está en los vertederos donde
miles de electrodomésticos, escombros de edificios y medios de
transporte perecen junto a los envoltorios de la comida rápida y las
bebidas gaseosas. Los seres humanos viven demasiado rápido sin
disfrutar de los grandes momentos de éste mundo. Las proezas más
increíbles no son las fáciles y cómodas.
Actualmente se está educando al ser
humano en conseguir todo alargando la mano, chasqueando los dedos o
dejando una importante suma de dinero. El dinero ofrece la comodidad
y la felicidad, eso es lo que venden los anunciantes de todo el
mundo. Éste lugar, un infierno lleno de almas podridas por la
envidia y la codicia, sólo desea tener unos cuantos billetes más en
su cartera y se esfuerzan con miles de métodos, algunos de ellos
ilegales y que corrompen sus sentimientos hasta convertirlos en
demonios.
En mitad del Amazonas hay una
construcción antigua, un templo olvidado, que actualmente está
siendo reconstruido con duros esfuerzos. Allí vivían Las Gemelas
Pelirrojas y Khayman. Fue destruido y ahora vuelve a estar en pie
piedra a piedra. Es un centro donde cualquier vampiro desearía
volver. Los libros visten las paredes y los recuerdos parecen
envolverse con la calidez de su chimenea. Pronto abrirá sus puertas
para cualquier inmortal, como tenía costumbre Maharet. Lejos del
dinamismo y la codicia, de los imperios de cristal y dinero, dejando
atrás las prisas podemos dejarnos llevar por el momento especial que
supone comprender el mundo... nuestro mundo.
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