Daniel Molloy habla aquí de los miedos y como evitan revoluciones.
Lestat de Lioncourt
Los miedos son un lastre que nos evita
seguir hacia delante. Conozco bien la sensación de querer huir y
esconderse en una trinchera, esperar que la guerra pase y rezar
porque sea rápido. Intentas evadirte, evitar enfrentamientos y
lágrimas. Aceptas las explosiones y metralla como algo más de la
vida, pero a la vez curas tus heridas alejado de todos y sin queja
alguna. Es aceptar unas cadenas que no te pertenecen y terminan
hiriéndote en lo más profundo. El miedo es lo peor que puedes
tener, pues coartan tu libertad y tu deseo de superarte. Los miedos
son asesinos de la creatividad y las mentes brillantes, castigo
injusto y peligrosos aliados.
Hay quines tienen miedo a decir lo que
piensan porque temen ser castigados con la diabólica soledad. Ésta
sociedad te juzga en pocos segundos y te clasifica. Evidentemente es
un lugar competitivo y todos quieren ser líderes, aunque no posean
cualidades. Nadie quiere ser un borrego más en la manada. Sin
embargo, terminamos siéndolo al intentar agradar a otros. Somos
animales sociales y buscamos el confort. Aunque hay quienes salen de
ese círculo de confort, por mucho que desee ser amado, porque sus
mentes son inquietas y aún más sus lenguas. Un claro ejemplo es
Lestat.
¿Cuántas veces hemos visto a Lestat
quedarse de brazos cruzados ante una posible disputa? Las discusiones
son frecuentes, las guerras internas que posee su alma son
insaciables y es un monstruo imposible de contener. Ha experimentado
consigo mismo y los límites de la eternidad. Sus palabras han movido
el corazón de miles, ha logrado inspirar a artistas y ha invocado a
seres diferentes de ésta, tuya y nuestra, tribu.
La revolución son actos y palabras,
ideas que surgen y germinan en corazones dispuestos a todo. El miedo
puede que devore muchos sueños, pero hay soñadores que no permiten
quedarse estancados. Siempre habrá alguien que hable mal a tus
espaldas, personas sin valores que detesten que tú poseas cierto
orgullo y gente sin honor que se dediquen a humillar a otras buscando
la fama fácil. Hay quienes se han labrado un nombre en éste mundo
gracias a guerras, mentiras y programas de televisión donde
despiezan a otros como cadáveres. También tenemos el ejemplo
perfecto en páginas de las diversas redes sociales. Actualmente los
gobiernos están controlando más y más la información, evitando
éstos casos pero también a las personas que intentan abrir una
brecha. El problema no es la falta de legislación, sino la falta de
educación. Muchos buscan guerras con otros en vez de abrir guerras
consigo mismo.
La verdad prevalece, lo justo acaba
convirtiéndose en algo esencial y lo demás, que son las mentiras y
la falta de honor, acaba destrozando el alma de aquellos que inician
miedos, sacuden los cimientos ajenos o provocan aversión. Hay que
salvarnos de los miedos y de aquellos que los crean. Debemos
olvidarnos de la opinión ajena, sacrificar consejos y arriesgarnos.
Quien no arriesga no gana. No se puede vivir con supuestos y
remordimientos de no haber vivido lo suficiente.
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