Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 9 de noviembre de 2015

Santino, diablo con alma.


Santino es un vampiro que ya no existe, al parecer, pero no se sabe bien cómo pudo morir tan rápido y fácil, siendo tan antiguo. Tampoco se sabe dónde se hallan sus restos. Aquí un escrito que nos ha llegado recientemente. 

Lestat de Lioncourt 


El Diablo nunca me esperó en las frías y oscuras esquinas. Maté indiscriminadamente, del mismo modo que creía que Dios, todopoderoso y escasamente misericordioso, lo hacía. Vagué por el mundo con la mirada perdida en viejos escritos que yo mismo me encargué de transmitir a mis seguidores, involucrándolos en una revuelta sangrienta y llena de rabia. Creía que estábamos condenados, pero a la vez éramos los elegidos por la mano divina para ser los ejecutores de la verdad. La noche nos precedía, la oscuridad nos acariciaba el rostro y el luto nos refugiaba de nuestros rostros de mármol.

La sed. Esa maldita sed, tan terrible, que reptaba por mi garganta y se convertía en veneno. Era un paria desalmado, porque mi alma estaba convertida en un esqueleto carcomido por el dolor y la amargura. Evitaba que otros pudieran ver en mis ojos el deterioro de mis fuerzas. Me convertí en un ser salvaje, despreciable y hostil. Transformé la belleza en horror e hice de las calles de Roma mi palacio, mi infierno, mi guarida y un río de ánimas donde se vertían lágrimas, pecado y oraciones clamando paz.

Jamás creí arrepentirme, pues afirmaba que era indigno hacerlo. Me creía un demonio, igual que Lucifer, y rezaba en su nombre, deleitándome con cada sílaba de éste, mientras mis manos se colocaban en mi pecho ofreciéndole mi tenebroso corazón. Cada latido era un paso hacia el infierno, pero a la vez hacia la pureza de mi trabajo. Era la muerte, vestía como tal y me paseaba por los jardines esperando a los enamorados, los infieles, los justos, pecadores y niños. Arrebaté del los cándidos brazos de una madre a un niño lozano y me llevé su alma conmigo. Hice lo mismo con ancianos, mujeres, hombres fuertes y aguerridos, vampiros y cualquier ser que poseyera algo más que unas pequeñas y frías patas, diminuto cuerpo peludo y brillantes ojos negros.

Caminaba bajo los hermosos adoquines de Roma, bajo esos caminos que dicen que conducen a cualquier parte de éste endemoniado mundo, y lo hacía en compañía de ratas. Éstos animales se cobijaban bajo mi túnica negra raída, cuchicheaban en mis oídos y se enredaban en mis largos cabellos negros. Ellas eran lo único que me importaba, porque incluso despreciaba a los que me creían el Mesías de un nuevo credo.

¿La muerte libera? ¿Es un castigo? ¿Es una condena estar vivo para siempre sin encontrar la salida? No lo sé. No sé si la muerte libera, pues estoy vivo. Tal vez carezca de cuerpo, pero ahora comprendo que tengo un alma torturada. He decidido coser cada jirón, y lo he hecho sin rezos ni cánticos llenos de alabanzas a seres que no existen realmente. La maldad es la ausencia de bondad, la bondad es algo inventado para poder ser un animal social y poseer la conciencia limpia. También se usa la bondad para amar y todos terminamos conociendo el amor, aunque no lo comprendamos. Los vampiros no somos tan distintos a los humanos, pues somos su evolución y castigo.


Yo soy Santino.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt