Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 4 de diciembre de 2015

Louis, Louis...

Amor. El amor es tóxico veneno que nos quita la razón y nos influye en cada uno de nuestros aspectos. Al menos, así lo creen muchos. Para mí el amor es algo importante y esencial para vivir. Comprendí que debía estar atado al amor, secuestrado por éste, en cuanto lo vi. Puede que cometiera el peor de los errores, aunque jamás me arrepentiré de ello.

Siempre quise ser feliz, pero jamás lo seré. Soy consciente de ello. Mi mente es demasiado inquieta y no puedo dejar de buscar nuevas oportunidades, sueños, respuestas, objetivos y, por supuesto, metas. Me muevo por el mundo insatisfecho, hambriento como un neófito que no ha bebido en días, y me dejo seducir por cualquier propuesta. Soy rebelde, revolucionario, incapaz de aceptar un no por respuesta y sabía que no hallaría consuelo en cualquier lugar de éste mundo. No soy de echar raíces en un lugar durante mucho tiempo y me encanta viajar, pero cuando lo conocí a él todo cambió. Él me cambió.

Me recordaba a Nicolas, mi viejo amante muerto en París. En el aire de sus calles, en la suciedad de sus muros, en las estrellas que brillan bajo el asombro de los bohemios están viajando sus cenizas, sus recuerdos, sus últimas palabras como un eco terrible y también, como no, mis momentos de delirio y ebriedad donde yacía entre sus brazos creyendo haber conquistado el mundo. Si bien, mi mundo era un pequeño escenario sucio, de maderas ligeramente podridas y que olía a sudor, polvos de maquillaje y sexo entre bambalinas.

Su nombre era Louis, pero podía haberse llamado Destino. Creo que fue el destino quien impuso que lo conociera, como si fuese una mano mágica. El amor es terrible, se sufre demasiado, pero sin amor no podemos vivir. Creo que incluso los poetas desean amar, por mucho que digan que quien ama deja de crear los versos más atractivos, rabiosos e importantes de su vida. El amor nos moldea, nos llena de una felicidad, pero yo no me conformaba sólo con el amor de Louis para ser feliz. Amaba Nueva Orleans y sus posibilidades, el millar de almas que iban y venían, los arrabales llenos de sabores distintos y aromas penetrantes. Yo era, y soy, un amante de la vida, pero también soy la propia muerte con ropas elegantes y sonrisa cautivadora.


Soy un tramposo, lo sé. Hice que él aceptara mi oferta a cambio de soportarme, de darme un amor que quizás no merecía, y a la vez me regaló los azotes necesarios  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt