Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 21 de febrero de 2016

Dead World

Gracias a él he podido terminar el texto que estaba haciendo. Me ha pasado este tema y ha salido solo.

Dead World 

Copo a copo se forma un manto de nieve. Cada poco es distinto como distintos somos los seres que habitamos este mundo. Uno a uno formamos grupos primarios como las familias o grandes ciudades llenas de siniestra tecnología. Lentamente nos hemos convertido en ciudadanos que no precisan usar siquiera su intelecto, pues las grandes empresas han puesto a nuestro servicio eficientes robots que lo hacen todo e incluso pueden tener sentimientos semejantes a los nuestros.

Ellos, dentro de su impresionante amalgama de microchips y cables, se han fundido con un alma intangible llena de recuerdos que nosotros manipulamos como si fuese un videojuego. Hemos intentado que cada modelo sea distinto y cercano. Algunos usan estos nuevos miembros de la sociedad, cada vez más perdida y confusa, como parte imprescindible de la familia. Hay quienes dicen que han dado nueva vida a personas fallecidas, otorgándoles su voz y su aspecto físico. Sin embargo, no les ofrecemos el mismo trato. Cada cierto tiempo nos dejamos deslumbrar por un nuevo modelo y perdemos lo poco que nos queda de humanos reemplazándolos sin miedo.

En mitad de las grises y desoladas ciudades, entre los numerosos gases tóxicos, viajan sin rumbo la “chatarra” que nadie quiere. Algunos son capturados, separados en piezas y vendidos por trozos. Otros, los más modernos, pueden ser reparados encontrando un hogar poco estable, pues saben que pronto serán lanzados al contenedor de basura.

No importa lo nuevos o viejos que sean, ellos son distintos. Parecen poseer algo que nosotros hemos olvidado y es la humanidad. Aunque no pueden reproducirse, supuestamente sus sentimientos son generados gracias a un gran banco de datos, y lo aprendido no es más que archivos procesados tienen algo que nosotros ya no tenemos. Pueden pensar casi por sí somos mientras que nosotros nos fundimos con el sofá, la televisión por cable y el murmullo de las distintas redes sociales.

Nuestros antepasados luchaban en las calles por sus derechos, labraban la tierra manchándose las manos, lloraban frente a las tumbas a quienes amaban, salían a los parques para escuchar el murmullo del agua de las fuentes, hacían volar cometas en un día de viento, observaban a las gaviotas picoteando los desechos que dejaban atrás los rudos hombres del mar, corrían a través de los bosques, olían flores de las macetas que con esfuerzo cuidaban, jugaban con los perros cerca de la orilla del mar, adoraban la belleza de los andares de un gato callejero, reían lanzando globos de agua, reflexionaban ante un tablero de ajedrez, se frotaban las manos heladas y adoloridas tras un día en la fábrica, recogían a sus hijos del colegio y hacían que el mundo tuviese vida. Pero ahora la vida sale de mentes metálicas. Nos hemos aislado en cuartos oscuros ligeramente iluminados por una pantalla. Ni siquiera tenemos que salir a realizar algún encargo.

¿Y esto es lo que traía la maravillosa época de la tecnología? ¿Esto? Robots más humanos y humanos más robotizados. Un mundo terrible que se destruye ahí fuera y nos da igual. ¿Eso era? Prefería ser un cavernícola rascándome los piojos de mi mugrosa cabeza.

Mi padre era escritor e imaginó este mundo mucho antes que yo siquiera fuese un proyecto, una idea, un concepto o simplemente lograse que abriera los ojos una mañana. Él me hizo por amor. Soy el hijo de la genética más maravillosa que dicen que han ideado. Poseo los recuerdos de mis padres, tengo sus mejores genes, y sin embargo me siento igual a todos. A mis cuarenta años sólo quiero echarme a llorar porque no he logrado encontrar algo que sea mío, que otro no hubiese elegido. Esta vida es absurda cuando está tan bien programada. Entonces lo contemplo a él y deseo besar sus fríos labios.

Convivo con un hombre de aspecto humano que posee los recuerdos de alguien que amé profundamente. Sus manos se colocan entre las mías y entrelazamos los dedos. Siento que él reza por mi alma a un Dios que no existe. En estos días finales en los cuales el mundo cae en la extremaunción de su alma siento que tengo esperanza. Él hace que las flores de mi jardín crezcan y no hablo de un jardín con geranios, madreselvas y coloridos rosales. Hablo de un jardín que creía yermo y que es mi propia alma, la cual estuvo en estado de coma durante más de diez años.


Algún día las máquinas se alzarán y será el final de nuestros días. Pero mientras ese día llega viviré con éste joven metálico, hecho con cables y lenguaje informático, que nunca envejecerá y que posee el nombre del amante que abandonó este pútrido mundo para ser libre.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt