Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 3 de febrero de 2016

El amor de un demonio

Otro texto dedicado a la persona que se está ganando el cielo por soportarme. Y así sucede... las cosas mueren y nacen. Aunque hay veces que nacen para mostrarte cuan equivocado estabas.





Siempre pensó que el amor era para perdedores, para aquellos que terminan atando sus acciones y menguando sus pasiones. Opinaba que el amor mataba la razón y pudría el juicio. Sin embargo, sentado al borde de aquella cama, cerca de aquel cuerpo mancillado mil veces por sus sucias caricias, sintió un vuelco en su corazón.

Sus cortos cabellos negros caían revueltos sobre su frente, rozando sus perfectas cejas negras, y su rostro, que aún permanecía perlado de sudor, poseía unas facciones dignas de un santo. Pero ninguno de ellos lo era. Se convertían en demonios salvajes en mitad de la oscuridad, aunque tan frágiles como cualquier humano. Y ese cuerpo humano, esbelto y masculino, se había convertido en un paraíso muy distinto al que cualquier otro conoce.

El humo del cigarrillo calmaba el nerviosismo de esas estúpidas mariposas, pero no las mataba. No lograba asfixiarlas. La nicotina no ahogaría ninguna de esas sensaciones, ni esos pensamientos tan nefastos y menos la palabra que paladeaba desde hacía más de cinco noches. Percatarse de todo lo que sentía no fue sencillo, asumirlo fue aún más difícil y ahora quedaba el amargo trance de pronunciar, con cierto temor, esa simple frase.

El mayor de los demonios, el más cínico e hipócrita, había caído en las redes de un muchacho que rogaba por sus maliciosas atenciones. Se sentía condenado. Quería huir. Sin embargo, allí estaba mirando a la nada e intentando decir lo que sentía.


—Te amo—llegó a decir en un murmullo que su pobre víctima, el ser que le había robado su corazón, no pudo escuchar porque aún dormía.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt