Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 25 de abril de 2016

Mi hijo

—Dicen que me parezco mucho a ti—dijo tras varios minutos de silencio.

—Eso dicen—comenté apoyado en la pared.

Estábamos en mitad de Nueva York. Había logrado despistar a todos los escoltas que se habían arremolinado junto a mí. Deseaba sentirme libre y aspirar la libertad de una ciudad tóxica y barata en muchos aspectos. La caza era fácil en las grandes ciudades porque siempre encuentras a cretinos en cualquier rincón. No es necesario ser un gran cazador para atrapar a una o dos víctimas. Mi sed de sangre seguía intacta y el juego del cortejo era excitante, por eso estaba correteando por callejones oscuros y bares de mala muerte. Él me había seguido. Había sentido su presencia hacía varios minutos pero no dije nada.

—¿No lo crees?—preguntó mirándome a los ojos.

—Eres mi hijo, sangre de mi sangre y tienes un ADN similar, ¿por qué no iba a creerlo?—respondí sonriendo.

Había descubierto que tenía un hijo hacía tan sólo unos días. Era increíble contemplarlo. Me sentía eufórico al saber que yo había logrado embarazar a su madre y ofrecer al mundo un pedazo de mí, algo más que mis libros y las cicatrices de mis aventuras. Sin embargo no sabía qué pensar en cuanto a su alma. Él era una criatura distinta a mí aunque con un envase similar y unos ojos llenos de rebeldía. Sabía que podía llegar a ser impertinente como testarudo. Supongo que la cabezonería es hereditaria. Gracias a diversas conversaciones supe que era un chico aplicado, que amaba conocer y comprender, y que había llegado a ser parte de una universidad elitista. Su forma de vestir era muy distinta a la mía y parecía un chico modélico sólo en apariencia, porque si rascabas el envoltorio tenías a un Lioncourt deseando probarse ante cualquier peligro. Pero claro, eso tenía que demostrarlo. Podía ser parecido, pero no idéntico. Por mucho que dijeran que era mi clon no tenía porqué tener un alma idéntica.

—No lo sé, tal vez porque las almas no se pueden fotocopiar—dijo echándose a reír.

En ese momento yo también me reí. Habíamos pensado igual. Supuse que eso era algo habitual. Él estaba acostumbrado a leer mis hazañas, a escuchar todo lo que yo había hecho o dejado de hacer, pero yo no sabía mucho sobre su vida salvo que vivió en un laboratorio, que su madre fue convertida y que asumía que vivía rodeado de vampiros. No había tenido contacto con muchos humanos y la oscuridad siempre le había rodeado como algo habitual.

—¿Quieres parecerte a mí?—pregunté—. No soy el mejor ejemplo a seguir.

—No, sólo quiero aprender a vivir sin límites. Me han puesto muchos límites y me han dicho siempre lo que debo o no debo hacer. Es complicado vivir así—se acercó a mí quedando bajo la luz suave de una farola y me miró a los ojos—. Lestat... me cuesta llamarte padre porque veo mi propio rostro. Pareces mi hermano más que mi padre y no sabes nada de mí. Desearía vivir contigo alguna aventura, alejarme de lo convencional y ser parte del mundo. Ya no quiero vivir bajo las enseñanzas de Fareed o Seth, tampoco quiero que mi madre me cuide como si fuera un cachorrillo extraviado o Rose se preocupe continuamente por si soy feliz a su lado. Claro que soy feliz al lado de Rose, que me gusta que mi madre me quiera y los consejos de las personas que respeto. Pero yo quiero compartir tiempo contigo.

“Compartir tiempo contigo”... Admito que esas últimas palabras lo significaron todo. Comencé a comprender que era lo que quería. Sólo deseaba estar pegado a mí algún tiempo aunque sólo fuera algunas horas durante mis aventuras nocturnas, deambular aunque fuese en silencio y comprender bien lo que yo era. Porque es fácil leer todo lo que yo he hecho, pero comprender todo es distinto. Yo no soy simple.


En ese momento sólo pude abrazarlo y aceptar su propuesta en silencio. Viktor se quedaría a mi lado aprendiendo de mí aunque siempre he pensado que el mejor maestro es uno mismo.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt