Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 22 de mayo de 2016

La Voz de la Tribu: Contacto

Una de fantasmas... ¡La Voz de la Tribu!

Lestat de Lioncourt


La radio estaba preparada. Todo lo que hacía falta para su emisión, con un equipo mucho mejor que en meses atrás, había funcionado correctamente en las diversas sesiones que se habían realizado semanas antes pero algo fallaba. Había un ruido extraño cuando Benjamín probaba el micrófono para empezar la grabación y la emisión en directo. Pidió a sus dos músicos que no tocaran ni uno solo de los instrumentos.

De inmediato se dirigió a la puerta e intentó abrirla pero no pudo. El pomo no giraba y ni él con toda su fuerza podía hacerlo girar. Fuera estaba David Talbot esperando entrar pata tomar su asiento y Daniel Molloy que estaría como siempre asistiendo a las llamadas. Él tenía que empezar la grabación y había algo extraño en la sala, además ahora ni siquiera podía salir. Aquello le puso particularmente nervioso. Sybelle se aferró de inmediato a Antoine intentando calmar sus nervios, pero terminó rompiendo a llorar. Estaban atrapados a no ser que rompieran las ventanas con algunas de las sillas u objetos que se hallaban desperdigados por la habitación.

Se giró hacia la mesa que solía ocupar y vio una figura que tomaba forma. Frente a los tres estaba ocurriendo un pequeño “milagro” y no sabía en qué podía terminar todo aquello. Tomó la decisión de caminar con calma y cautela hasta la mesa para al fin ver a un joven delgado, de unos treinta años, de ojos profundos y claros con unos labios amables. No parecía violento, pero se había manifestado con una fuerza indecible.

—No puedo mantener mi cuerpo mucho tiempo después de haberte obligado a estar aquí a solas conmigo, aunque lamentablemente también están tus músicos. No quiero la intervención de personas cercanas a Talamasca pues no quiero que mi historia de nuevo los salpique—dijo.

Su voz era suave y su acento era una mezcla extraña entre el americano más sureño y un inglés británico muy cerrado. No sabía si aquel espectro fue un vampiro, pero sabía que debía cercano a la Orden cuando había dicho eso. Sopesó durante unos segundos quién podría ser, si bien no conocía a todos los miembros de Talamasca y no solía husmear demasiado en sus archivos salvo si Talbot hacía referencia a ellos.

—Mi nombre es Stuart Townsend—confesó—. Y la radio ha sido tomada por mis poderes. Actualmente estoy emitiendo sin la aprobación de su titular ni de miembro alguno de su equipo—Benji de inmediato miró los aparatos y notó que estaban encendidos. Realmente estaba emitiendo en directo—. Fui asesinado por Lionel Mayfair y no por Lasher Mayfair. Mi asesinato fue perpetrado por celos y la influencia de Carlotta Mayfair—añadió mientras parte de su cuerpo se deshacía frente a los ojos de los tres asombrados vampiros—. Me ha costado algunos años poder acercarme a la radio. He viajado gracias a los cables de alta tensión y diversos trucos que no tienen importancia ahora. Sólo vengo a confesaros que Lasher ha vuelto a ser el Hombre de los Mayfair, que son tan peligrosos como en mi época y posiblemente alcancen un nivel superior en sus poderes. Ningún vampiro deberá acercarse de nuevo a la familia porque Julien Mayfair así lo desea—miró a los oscuros ojos de Benji y sonrió—. No estoy en paz, nunca lo estaré, pero al menos he podido dejar claro quien es mi asesino. Me mataron porque no querían que investigara sobre el Hombre ni sobre Stella—suspiró largamente, bajó despacio los párpados y dejó cerrado los ojos—. Pobre mujer... murió asustada... —dicho aquello desapareció y la puerta se abrió.

David hizo girar el pomo para entrar después de haber sentido ciertas perturbaciones, aunque no había escuchado el programa porque estaba más atento a lograr abrir la puerta que a saber si la emisora estaba ofreciendo algún programa.

—Stuart Towsend no quiere que se investigue más a la familia Mayfair y no fue asesinado por Lasher, lo fue por Carlotta y su hermano—dijo sin girarse para ver al viejo director de la Orden que observaba la sala con cierta inquietud.

—Es la segunda vez que se aparece desde su muerte...—recordó. La otra vez fue para advertir a un compañero sobre los peligros que entrañaba acercarse demasiado a Stella, compañero que terminó muerto de un “supuesto” infarto mientras regresaba a la sede de Londres—. Quizá hemos revuelto demasiado las cosas por allí y los archivos han podido atraer su atención.

—Como sea... deja de investigar—contestó Benji—. No quiero líos. No ahora. Quizá más adelante podamos hacer algo.


La emisión ya había sido cortada y nadie se atrevía a tocar los aparatos. Ese programa fue el único que dieron en toda la semana. Sybelle se encontraba angustiada porque había podido sentir las emociones de aquella alma atrapada entre dos mundos, lo cual la alteraba de sobremanera, Antoine simplemente quería alejarse de la habitación porque pensó en todos los jóvenes vampiros que ahora estaban en la misma situación que Stuart. El resto necesitaban revisar los archivos para encontrar contenido que no estuviera relacionado con la Orden ni los Mayfair para no llamar de momento la atención de la familia de brujos y sus fantasmas.  

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Lestat de Lioncourt