Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 1 de julio de 2016

Primer amor

Julien y Richard tuvieron una relación oculta durante algunos años, pero no pudieron dejar de estar unidos. Se amaban. Esto es algo que ha recordado Julien... digamos que me visita de vez en cuando para obligarme a contar esto.

Lestat de Lioncourt 


—¿Cómo te llamas?—pregunté tomando asiento junto a él. Aquel bar de mala muerte cerca del puerto me había dado suerte esa noche. La partida de poker no comenzaba todavía y ya había divisado el mejor premio de todos.

—Largo—dijo.

—¿Por qué?—dije—. ¿Acaso hay alguien que pueda darte mejor compañía que la mía?—comenté seguro de mí mismo.

Siempre he parecido un hombre seguro al hablar y me he desenvuelto bien en este mundo lleno de pecado y mentiras. Creo que me coroné como rey de las mentiras años atrás antes de conocer a ese muchachito enfundado en aquel coqueto traje tan ajustado lleno de flecos y que a duras penas el largo llegaba por sus hermosas rodillas. Parecía una sirena esperando alimentarse de las almas de los marineros que se dejaban caer por aquel tugurio. La tenue luz del local añadía un toque mágico a sus labios rojos y esos ojos oscuros llenos de vida salvaje. Tenía carácter.

—No soy una puta—respondió molesto sin siquiera girarse para mirarme ya que podía observarme en el reflejo del espejo que tenía el barman a sus espaldas.

—No pretendo que seas mi puta—susurré inclinándome cerca de su oreja izquierda—. Aunque si quieres puedes serlo todas las noches. Me gusta castigar cuerpos tan jóvenes y hermosos como el tuyo—me aparté riéndome al percatarme como sus mejillas se habían encendido como si fueran farolillos de feria.

—¿Qué pretendes? Dime—preguntó girándose para verme directamente a los ojos.

—Me llamo Julien Mayfair y necesito que una belleza como la tuya me traiga suerte en la timba ilegal que se hace en la bodega—fui totalmente sincero. Realmente quería que esa hermosa sirena estuviera a mi lado hasta el amanecer.

—Julien... Mayfair...—murmuró mi nombre y luego noté como todo su cuerpo vibraba por el nerviosismo—. La mitad de la ciudad es tuya...

—Bueno, he tenido cierta prosperidad en los negocios—respondí—. Pero ayuda una buena base económica para empezar y un poco de suerte. Tú me la darás. Estoy convencido de ello. Quédate conmigo y te pago todas las copas que quieras—comenté con una sonrisa canalla en los labios—. Aunque si quieres luego podemos salir a celebrarlo.

—Cobro algo más que copas...—afirmó—. No soy una mujer...

—¿Y crees que yo estoy interesado en mujeres?—pregunté—. Mi matrimonio sólo ha sido un espejismo para ocultar una verdad que grita en mi interior, surge como una horrible oración y termina muriendo en los gemidos de mis amantes—nada más terminar esa frase sus mejillas ardían de nuevo y el nerviosismo era aún más evidente—. Podría enseñarte cosas maravillosas que te harían desear que te ate a la cama para siempre.

—Mi nombre es Richard—dijo muy bajo—. Pero puedes llamarme como quieras...

—Te llamaré bombón porque creo que me vas a gustar tanto como el chocolate—dije mientras sacaba mi pipa para encenderla.

—Que risa...—escuché entonces a Lasher muy cerca—. Julien, ¿eso es amor a primera vista?—dijo rodeándome por la espalda. Sus manos invisibles se apoyaron en mi torso y sus labios, fríos y sensuales, rozaron el lóbulo de mi oreja derecha—. Es muy joven para ti... pero... nos acompañará esta noche de trampas ¿no es así? ¡Qué risa! ¡Qué risa! ¡Qué risa! ¡Qué risa!


Fumaba entretanto él hacía su espectáculo. Hacía años que me había acostumbrado a su presencia, sus intervenciones y su maldito comportamiento. Nada ni nadie enturbiarían esa noche que conservaría hasta el fin de mis días mortales y que aún hoy todavía conservo pese a ser un simple fantasma. ¿Cómo olvidar el primer amor? Es imposible.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt