Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 8 de septiembre de 2016

Argumentos





—Eres un idiota.

Esas fueron sus primeras y brillantes palabras nada más cruzar la puerta de mi despacho. Me acababa de reunir con mi abogado en Nueva York. Había alquilado una coqueta y discreta oficina para tener ciertas juntas administrativas y de negocios. Poseía inversiones en empresas que buscaban nuevas vías tecnológicas aplicadas a la ciencia, editoriales, empresas teatrales y otros negocios que tenían que ver con la moda y el automovilismo. Por eso mismo no esperaba que mi buen amigo David Talbot apareciera de la nada.

—Gracias por la obvio—respondí alzando mis finas cejas rubias entretanto le sonreía como si fuese un bufón. Me causaba gracia. Siempre se indignaba por todo.

—¡Demonios! ¡Es que ni siquiera te duele admitirlo!—gritó arrojando sobre mi mesa una revista donde se detallaba que iba a explorar la Atlántida. Aunque claro, la mayoría de los lectores tomarían esa información como un “April Fools' Day” adelantado.

—¿Para qué negarlo? Estoy harto de escucharos a todos decirme siempre que sólo cometo irresponsabilidades. ¡Cómo demonios queréis que viva! Estar atado a normas es algo imposible. Siempre ocurren momentos en la vida en los cuales debes actuar fuera de la ley.

—¡No son momentos! ¡Contigo es siempre!—gritó espantado por mi “brillante” idea.

—¡Ah! ¡Ya empezamos a ponernos limítrofes!—dije colocando mis ojos en blanco mientras me recargaba en aquel cómodo sillón de oficina.

Ambos vestíamos como elegantes caballeros con sobrios trajes veraniegos, pues aún ahí fuera el calor era sofocante incluso en las noches, pero nos comportábamos como niños. Estábamos peleando ahí como dos mocosos por un trozo de pastel.

—¡Ni se te ocurra llamarme victimista!—de nuevo gritó. Estaba furioso y eso me encantaba. Verlo así de encendido, con ese rostro de rasgos tan exóticos y esos ojos de un alma vieja, tan vieja como los más de setenta años que tenía cuando cayó en mis alocados juegos de azar con la vida, la fortuna y la casualidad.

—¿No? ¿No puedo?—pregunté sonriendo maliciosamente mientras me incorporaba, daba la vuelta a la mesa y quedaba a su lado— Es cierto que no alcanzas los niveles de Louis o Armand, pero...

—¡Cállate!—dijo agarrándome de los brazos como si quisiera detenerme por completo, congelándome en ese momento, pero yo sólo reí a carcajadas.

—Cállame con algún argumento de peso, David—respondí.


Entonces lo hizo. Me calló con un argumento de peso. Ese argumento fue un beso que provocó que me callara aferrándome a su rostro y permitiendo que su lengua se enredara con la mía. Después, al separarse, me miró a los ojos completamente furioso, tomó su revista y se marchó dando un portazo.  




Lestat de Lioncourt 

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt