Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 12 de octubre de 2016

Claudia, me muero.

Llovía. Aquella noche se desató una tormenta terrible y los cristales del hospital temblaban con cada trueno. Me acomodé en la cama delirando, empapado en sudor, e intenté discernir de la realidad a la ficción. Era incapaz. No sabía si era cierto que aquel pequeño fantasma aparecí ante mí, con esos ojos azules iridiscentes y cargados de odio. Tenía su vieja boca carnosa, pero no sonreía maravillada como cuando era realmente una niña. Ella masticaba la venganza mientras yo clamaba perdón.

Se había manifestado durante horas, pero en esos momentos me tomaba de la mano delicadamente. Podía notar sus pequeños y fríos dedos apretar cada trozo del dorso. Su piel era blanca, casi translúcida, pero la mía tenía el toque dorado de los hindúes. Mi boca se secaba y apenas podía hablar algo coherente. Tenía miedo a morir. Un miedo atroz. Jamás había experimentado ese miedo desde que los lobos me perseguían por aquella nieve fría, húmeda y pulcra. No era como la nieve actual, algo sucia por la contaminación, sino tenía un blanco que hacía llorar al recordar el manto de una virgen.

—Me voy a morir—balbuceé.

—Uno menos para el hospital—respondió—. Seguro que el de la morgue ya te ha hecho un hueco.

—Yo no quiero morir—dije cerrando los ojos para dejar escapar lágrimas tan calientes, tan humanas, tan propias de mí...

—Lástima, yo tampoco quería morir. Si bien, ¿crees que quería vivir como tú? Un monstruo eterno con apariencia de niña a quien nadie toma en serio...—susurró amargamente con cierto toque de asco y rabia.

—Yo te he tomado siempre en serio—respondí.

—Te amaba. Eras todo para mí, padre. Confiaba en ti ciegamente, pero no fuiste capaz de decirme la verdad. Permitiste que creciera en un mundo miserable lleno de mentiras, de promesas rotas. Te odié porque te lo merecías, y te odio porque lo mereces aún—me confesó.


Radiaba una luz propia. No era cálida, pero tampoco era oscura. Sus hermosos rizos dorados rozaban sus mejillas llenas, las cuales se llenaron de lágrimas. Realmente me amó, como yo la amé a ella hasta ese mismo momento. Aún amo a Claudia. Reconozco que fue un error, que me convertí en un monstruo de cuento de hadas y que jamás debería ser perdonado, pero admito que cuando pienso en ella mi corazón late con amor. Un padre siempre es un padre, aunque sea el padre de las mentiras.


OOC:

Recientemente estuve en el hospital. Fue terrible escuchar como en una habitación próxima un hombre joven moría. Había tenido una intervención de urgencia, pero no sirvió para mucho. Horas atrás lo escuché delirar solo, en su habitación, para después notar que una mujer, quizá su madre o su tía, intentaba calmarlo. La misma mujer que horas más tarde lloraba en el pasillo mientras lo sacaban de la habitación ya fallecido. No sé si todos los enfermos, o moribundos, antes de morir tienen delirios; pero he intentado rememorar esta parte del libro de El Ladrón de cuerpos, como un gran delirio de Lestat que mezcla con la realidad. No sé si realmente vio a Claudia o sólo era fruto del juego de Memnoch, el cual vendrá más tarde en su cronología, o si eran puros delirios debido a que Jesse decía haberla visto.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt