La belleza de Pandora eclipsa.
Lestat de Lioncourt
Las primeras impresiones pueden
hacernos errar y entrar en un conflicto extraño, pero admito que me
quedé abrumado por la belleza de Pandora. Una belleza que podía ser
tan peligrosa como la navaja más afilada en un mugriento callejón
londinense. Habitaba las húmedas y plutónicas calles de una ciudad
que yo amaba, admiraba, apreciaba con sus errores y virtudes, pues
había nacido allí y mis orígenes siempre estarían vinculados a su
hora del té y amor por la Casa Real. Londres, en Gran Bretaña, fue
su refugio después que Akasha destruyera parte de este mundo.
La vi matar. Arrebató la vida de una
joven sin importarle nada. Arrancó su corazón y bebió directamente
de ese hermoso músculo que nos da vida. Se agitó como una jovencita
debido a la euforia y luego deparó en mí. Me miró con sus agudos y
oscuros ojos, taladrándome con la mirada, antes de hacer que me
presentara.
Antes de ir a verla pregunté por sus
debilidades. Un viejo espíritu, uno que solía observarla,
discretamente me aseguró que tenía una. Así que había adquirido
el mejor cuaderno y un par de bolígrafos. Sabía que con aquellos
materiales entre mis manos ella se dedicaría a escribir sólo por
autocomplacerse. Suena extraño, pero ama tanto el sonido del
bolígrafo rasgado las hojas, el olor de la tinta y el papel nuevo,
que comprendí que no se negaría.
Los espíritus siempre me han seguido y
no fue diferente cuando entré en la cafetería. Había algunos muy
débiles, otros eran sólo repeticiones de un hecho que los marcó.
No obstante, nada más abandonar el local, con ella redactando su
vida, me topé con uno extraordinario. Sus ojos azules casi parecían
reales y por un instante me perdí en ellos. Estaba de pie, junto a
una farola, con ropa moderna. El abrigo que llevaba no podía tener
más de tres o cuatro años, pues lo había visto en una tienda para
caballeros hacía un tiempo. Era hermoso. Si bien, nada más
acercarme desapareció. El cabello no lo vi bien, pues llevaba un
sombrero. No obstante, puedo casi asegurar que era oscuro.
En estos momentos sé que significa,
pero no voy a aseguraros nada hasta llegado el momento. Por ahora
estamos hablando del legado de Pandora. Un legado que ha conmovido a
cientos de miles y que ha logrado mostrar lo hermosa, desafiante y
poderosa que puede ser una mujer.
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