Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 11 de enero de 2017

Monstruos

Hubiese dado cualquier cosa por conocerla.

Lestat de Lioncourt 



Supongo que debería decir algo al respecto de mis acciones, pues tienen aún consecuencias en la vida de más de una decena de personas. Hay quienes creen que sus mentiras no dañan y por eso cometen los peores actos. Yo jamás he mentido, salvo si llamamos mentir a ocultar mi naturaleza de vampiro. Sin embargo, he influido en vidas difíciles y otras demasiado sencillas.

Nací en un mundo que ya no existe. De hecho, creo que sólo quedan puras historias de su grandeza y miles de ruinas repartidas por todo el mundo. Me siento con orgullo a veces de decir que conocí poetas que ya han caído en el olvido. Aún los recito cuando tallo mis camafeos. Sí, creo camafeos. Me gano la vida ofreciendo al mundo joyas únicas. También distraigo mi mente y calmo mi mal carácter. No obstante, durante años fui un engendro dispuesto a sobrevivir en la arena del circo romano. Era un gladiador. Después fui la puta más codiciada. Me vendieron para que me encargara de aquellos que quisieran los servicios de un ser con ambos sexos.

He dicho que soy un vampiro y todos habrán pensado que soy un monstruo, pero lo fui desde que nací. Al menos lo fui para la gran mayoría, estúpida y ciega, que no dudó en dañarme y usarme como si fuese sólo un objeto. Mi madre me rechazó igual que me rechazó el mundo. El día que mi madre me concibió la naturaleza me jugó la peor de las bromas. No soy ni hombre ni mujer si hablamos de mis genitales. Algo horrible para la mayoría de puertas afuera, porque en las distintas alcobas hacía la delicia de hombres de toda condición.

Una noche apareció uno distinto. Su piel era muy oscura, pero tremendamente suave. Tenía los ojos más intensos que jamás había logrado contemplar, y también eran negros como su piel. El cabello era rizado y muy espeso. Me abrazó como si fuera alguien que merece la pena, me besó la frente y las mejillas, y permitió que llorara como jamás lo había hecho. Después me adquirió y me dejó libre, pero yo quería seguirlo. Era mi dios. No existía otro dios que no fuese él.

La vida es un semillero de tiranos que desean el sufrimiento ajeno porque sus vidas están vacías. He visto a lo largo de la historia como se han alzado cientos de veces el pueblo aplastando a los dictadores, como al final todos se revelan y luchan por lo que es justo. También he visto la estupidez humana y no he podido salvar a los que una vez me humillaron, porque yo no soy un ser vengativo. Traté de salvar a las personas que convivían conmigo en Pompeya. Sí, nací y crecí entre sus calles repletas de belleza. Pese a sus ofensas los perdoné, pues yo no era como ellos. Aún sufro la pérdida de cientos de niños inocentes. Por eso no comprendo a la sociedad actual que sigue generando guerras, aumentando desastres naturales por el negligente uso de los recursos, y no acepten que existen personas distintas a ellos. Es horrible.

Todos somos monstruos desde nuestro nacimiento. Unos lo son por sus acciones y otros lo somos sólo por ser diferentes. Esa diferencia me hizo fuerte. Estoy aquí viviendo en un futuro que cada vez es más caótico y tienen los mismos tabúes que antaño. Tengo que aceptar los lloros de un idiota llamado Tarquin Blackwood, el cual fue criado entre algodones por el dinero cedido a Manfred y cubierto de amor por sus abuelos, los trabajadores de la finca y todo aquel que le ha conocido. Incluso ha tenido el amor fantasmal de su hermano hasta hace unos años.


Si alguna vez nos topamos no temáis. No suelo golpear a todo el mundo salvo que me provoquen. No obstante, me encantaría patear a cretinos y endiosadas criaturas que suelo observar en sus noches. Tened cuidado pues yo no doy segundas oportunidades. Pero no confundamos mis actos con venganza, pues sólo tiro a los caimanes del pantano, el lugar donde habitualmente descanso, si se interponen en mi camino. A veces ni siquiera cruzo una palabra con estos patéticos humanos, pues he llegado a la conclusión que no debo perder mi tiempo con idiotas.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt