Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 21 de enero de 2017

Monstruos

Stirling fue un un buen hombre y me pregunto qué fue de él... 


Lestat de Lioncourt


Recuerdo que la noticia de la muerte de Merrick me impactó notablemente, pero aún más viajar con todos aquellos seres sobrenaturales a un paraíso perdido, el cual se había convertido en un cementerio. Fue realmente un descenso a los infiernos donde conversar en los distintos y recónditos lugares con cada una de las ánimas allí encerradas, castigadas y olvidadas. Al menos, así lo sentí. Fue demoledor escuchar a de boca de los sobrevivientes, aquellos que habían logrado alzarse sobre la muerte y continuar con unas vanas esperanzas, como se desarrollaron los actos más viles que el hombre puede ocasionar. Era atrocidad tras atrocidad, pero también por parte de algunos Taltos que decidieron derrocar a su rey por medio de veneno. Un rey que era su progenitor, el hombre que los había imaginado y regalado una vida cómoda.

Supe entonces que la codicia había llegado a los Taltos. Tal vez fue debido a los conocimientos de Ashlar, pero él era un hombre bondadoso que se dedicaba a ayudar a otros. Entonces diferí con mis pensamientos, entré en el razonamiento más puro y básico. Comprendí que Morrigan era demasiado celosa, indómita, siempre codiciando y buscando placeres. Habían definido a la mujer Taltos que Mona llevó en su vientre, esa que fue engendrada con esfuerzo y secretismo, como una mujer fatal. Mona tenía ambición, conocía lo que era eso, también codiciaba riqueza; pero admito que para causas muy distintas y diversas a las que Morrigan podría haber jamás alcanzado. Tal vez Alicia, la madre de Mona, influyó desde la tumba. Ella era pretenciosa, salvaje, alocada, alcohólica y amaba demasiado el dinero. En sus últimos años tuvo una decadente vida intentando no ahogarse rápidamente en las botellas de bourbon. Su marido, el padre de Mona, también cayó en el alcohol desde temprana edad. Él murió después de saber que lo único que le importaba, más allá de una cerveza o un whisky on the rock, había muerto en un frío hospital.

Conocí a todos ellos por casualidad. Mi ámbito son los fantasmas. Cada hombre de Talamasca cumple una función. Los más jóvenes están en los archivos informatizándolos, aprendiendo a conservar los objetos y a restaurar documentos. Los que tienen habilidades demasiado asombrosas, por jóvenes que sean, comienzan a investigar junto a los más ancianos. Se convierten, por así decirlo, en ojos, manos, nariz y boca de aquellos que ya se ven impedidos por la edad. El resto investiga o simplemente colabora con la educación de los jóvenes. Pero cada uno tiene un ámbito. Hay quienes indagan sobre monstruos que se creen mitológicos como el monstruo del lago Ness, otros se ocupan de fenómenos OVNI, Taltos, jóvenes con poderes aparecidos a lo largo y ancho de este mundo y fenómenos paranormales. Mi ámbito eran los fantasmas, aunque a veces reclutaba muchachos como Quinn. Él podía verlos. Era un talento. Sabía que los podía ver porque me habían hablado de él. Decían que estaba loco, que veía fantasmas y podía comunicarse con ellos. Fue el mismo instituto Mayfair quien decidió que él no estaba loco. Los médicos del hospital más influyente de Nueva Orleans, con el mejor equipo de psiquiatras y psicólogos, había dado una respuesta contundente.

Pasaron años sin ver a Quinn. Sin poder comunicarnos. Él sí lo hacía con Mona Mayfair, pero los Mayfair están totalmente vetados para la mayoría de estudiosos. Sobre todo, tras la muerte de Aaron Lightner todo se volvió más turbio y decidieron alejarse rápidamente de estos denominados brujos. Sin embargo, recuerdo como David Talbot introdujo en la orden, junto a nuestro miembro fallecido, a Merrick Mayfair. Como he dicho, esa muerte me generó un dolor terrible y un impacto colosal. Sabía que se había convertido en vampiro, pero pensé que viviría siglos. No llegó ni a los cuatro años como ser inmortal, pues dio su vida para salvar dos almas. Por otro lado jamás sospeché que Tarquin Blackwood fuese en realidad un Mayfair, aunque por las descripciones sobre Julien Mayfair cuando era joven, muy joven realmente, debí pensarlo. Ambos son idénticos si observas un viejo retrato del fantasma más famoso de toda la ciudad.


De toda esta aventura sólo puedo asegurar algo y es que Lestat hizo lo que pudo con ambos jóvenes, en su educación como vampiros, y que los fantasmas tienen sus propias historias que en ocasiones, por un milagro, cuentan a los muertos o intentan narrar a su forma. Reconozco que a mí no me importaría que la encantadora Stella Mayfair apareciera para bailar frente a mí. Creo que aplaudiría como un niño encantado. No obstante, sí me sentiría un tanto agobiado si Julien me persiguiera por toda la ciudad.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt