Mona Mayfair nos acompañará estos días... Su historia me conmovió.
Lestat de Lioncourt
El siguiente libro es el final de mi
vida y el inicio de otro camino muy distinto al fijado. Puede que en
las anteriores notas electrónicas viviéramos el desafío que supuso
para Tarquin el vivir rodeado de fantasmas, asumir que uno de ellos
era su hermano y que el mayor misterio familiar no era Manfred el
Loco, sino él mismo. Una historia trepidante de amor, fantasmas,
venganza, muerte, odio y liberación. Supuso para mí también una
revolución. En sus páginas se narra como una joven Mona Mayfair
aparece seduciendo al pobre muchacho, el cual incluso llega a pedir
su mano.
Admito que yo soy esa Mona Mayfair. Si
bien, para consuelo de todos ustedes diré que amé, amo y amaré a
Tarquin de una forma que nadie logrará hacerlo. Soy una mujer
apasionada y difícil, pero él sabe como entenderme con tan sólo un
gesto o una palabra.
Estas líneas las escribo desde un
ordenador en algún lugar lejano a Nueva Orelans, pero aún puedo
sentir como vibra la ciudad con el Carnaval, la lluvia torrencial
golpeando los cristales y el murmullo del Barrio Francés. No hay
ciudad más hermosa y extraña que la que me vio nacer, morir y
resucitar. Sí, resucitar. Considero que volver a la vida como
vampiro es una resurrección.
Mis orígenes todos los conocen ya,
pero todavía no hemos repasado mi final. Quedé en la cama de
Tarquin, una noche poco agradable, esperando morir rodeada de las
flores que había adquirido yo misma. Quería ser su Ophelia. La
“enfermedad” que me había mantenido en el hospital Mayfair
durante años se estaba cebando conmigo, no tenía más fuerzas y
estaba a punto de caer en los brazos de la muerte. Entonces, otros
brazos muy distintos, me rescataron. Pude sentir su penetrante aroma
masculino, su aliento golpeando mi cuello y la forma en la que
perforó este. Del mismo modo que saboreé su sangre y exigí más
cuando la vida recorrió de nuevo mi cuerpo.
Mi noble Abelardo, mi apuesto Tarquin,
no sabía la nauseabunda verdad que había tras mi enfermedad. Mi
debilidad venía através de los múltiples abortos de Taltos debido
a mi supuesta promiscuidad. No era una promiscua. Yo sólo deseaba
tener otro hijo que me guiara hacia donde estaba su hermana Morrigan.
No es difícil de entender. Quería ser conducida a ese círculo de
piedras que ella comentó una vez. Sabía que podría hacerlo. Sólo
quería estrechar a mi pequeña una vez más. Cualquier madre lo
comprendería. Él lo comprendió. Lestat también lo hizo. Incluso
sé que Michael, su padre, lo sabía. La única persona que me negó
tal hecho, que incluso creo que ocultó información, fue Rowan
Mayfair. No la culpo del todo, pues esa hija nació del fruto
prohibido de su marido con una estúpida adolescente.
En esta semana viajarán conmigo a las
profundidades de un pantano más oscuro que aquel que rodea Blackwood
Farm. Serán sentenciados por el destino, del mismo modo que este lo
fue conmigo. Aprenderán a sobrevivir. Sabrán bien mi vida y
aceptarán los hechos que os narramos. Se inicia el recuerdo de
Cántico de Sangre...
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