Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 18 de enero de 2017

Volverla a ver sus esperanzas

Palabras elegantes y apasionadas de Michael 


Lestat de Lioncourt

Tuve que aceptar que no era el mejor hombre, ni el mejor padre, ni el mejor marido y ni mucho menos el mejor amigo. Me habían catalogado con altas expectativas debido a mis aptitudes, al carácter bondadoso superfluo y a la paciencia que transmitían mis caricias. Pero también pierdo los estribos y me convierto en un monstruo. Prueba de ello eran las tumbas bajo el roble. Unas tumbas que habían marcado un antes y un después en nuestra apacible vida de casados. Las ilusiones, las cuales se marchitaron como flores tras una helada en plena primavera, se desvanecieron. Todo aquello que teníamos acordado debido a nuestros sueños se dilapidaron convirtiéndose en borrones bajo un millar de lágrimas, las cuales eran tormenta peores que cualquier aguacero golpeando la costa de esta ciudad o de San Francisco.

Me he sentado más de una vez observando el roble mientras Mona estaba en el hospital. Me decía a mí mismo que Morrigan estaría libre, viva y sana. Juraba que posiblemente ya habría sido madre en brazos de un solitario bendecido con su risa, sus hermosas canicas de cristal verdáceo y la poderosa mujer que se agitaba tras cada peca. Era mi hija. Ella, esa mujer Taltos, era mi niña. El único fruto que pude dar a este mundo, la simiente de una equivocación. Mi mujer aún lloraba la muerte de Emaleth, fruto de otro error peligroso, cuando la vio danzar sobre la hierba crecida cerca de las tumbas de otras gentes como ella.

Ocultamos el nombre de Ashlar Templeton a Mona. No queríamos que supiéramos que ese talentoso juguetero, que de un día para otro desapareció en los confines del mundo, era apuesto caballero que atrapó entre sus grandes brazos, temblorosos y firmes, a nuestra hija. Ella palidecía en el hospital por los intentos vanos de encontrarla, cuando sabíamos que ambos habían huido para no ser hallados. Debíamos respetar su decisión, pero la chiquilla que adoraba se moría.

Nunca me sentí más aliviado que en el momento que apareció triunfante, con la mirada llena de vida, aferrada a Tarquin, su prometido en contra de todo y todos, y aquel joven de espesa cabellera rubia. Ya no era sólo una bruja ni una niña. Era una mujer de dieciocho años convencida de todo y todos. Se había convertido en algo más también: un vampiro.

Quedé impactado, pero todo lo que fuese salvarla significaba un avance. Reconozco que Rowan se volcó con ella y en ocasiones llegaba a casa culpabilizándose, fatigada, somnolienta y harta de esforzarse para nada. Rodeada de sondas, cables, aparatos para medir su presión y otros artilugios que la mantenían con vida la hacía caer en el deseo de matarla. Quería que muriera plácidamente, sin dolores y sin preocupaciones, antes que verla marchitarse. Si bien, ella no tomó aquel avance como algo bueno. Aún recuerdo sus gritos diciendo que estaba muerta y debíamos enterrarla.


Han pasado muchos años y aún recuerdo vivamente esos ojos verdes. Ojalá pueda volver a verlos. Se marcharon, como niños tras ser descubiertos en una travesura, y no han regresado. Comprendo que saber que su hija no sobrevivió a sus sueños, similares a los suyos, hizo que se sintiera destrozada. Ella es la protagonista de una historia amarga, pero magnífica si en algún momento, lejos de nosotros, ha logrado ser feliz.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt