Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 5 de marzo de 2017

De nuevo TALAMASCA

Regresa David y su vinculación con TALAMASCA

Lestat de Lioncourt 


—Ahora vuelves a tener acceso a todos los archivos sin necesidad de inmiscuirte en alguna de las Casas Madre de la Orden—decía de pie junto a mí.

Estaba allí como si fuese un humano más, pero en realidad era un espíritu imponente y hermoso. Su belleza era casi soñada. Podía ver en sus ojos el brillo de la perspicacia y una mente bien elaborada. No tenía miedo, más bien era asombro. Siempre tenía asombro cuando lo veía moverse. Había visto decenas de miles de espíritus y fantasmas, pero ninguno como él.

—¿Y será ilimitado?—pregunté comenzando a pulsar las teclas para acceder a mi cuenta.

La Orden había llevado todos los archivos a una base de datos ingente que se compartía en todo el mundo. La página web era segura, había grandes recursos tras su seguridad y la limitación de los flujos de información, y los archivos estaban completos.

—¿Qué comprendes por ilimitado? —dijo en un tono serio y algo confundido.

—Los archivos donde aparezco—expliqué con brevedad y rotundidad.

—Oh...—una expresión de asombro se formuló en su rostro generando unos rasgos nuevos, algo infantiles, que rápidamente se borraron para dejar paso a una mirada seria y algo imperturbable.

—¿Podré acceder a ellos?—pregunté.

—No, David—dijo.

No iba a darme por vencido. Necesitaba saber qué datos conocían. Además, estábamos en contacto. Si algún dato estaba mal enfocado tendría que advertirlos a todos. Ahora éramos una tribu y en la tribu no debíamos tener secretos. Yo seguía siendo fiel a la orden.

—Sabes que no tocaré la información ni modificaré su veracidad—decía mirando la pantalla mientras cargaba la siguiente sección de la web—. Sólo surge en mí una malsana curiosidad.

—Está bien...

Ante mí tenía el escudo de la orden, así como una breve introducción a la sección que había señalado. Él me desplazó de inmediato y comenzó a teclear a gran velocidad una serie de comandos. Entonces, me permitió el acceso. Había entrado en su cuenta, cambiado mis parámetros y ofreciéndome nuevamente mi ordenador.

—¿Podré tener acceso?—decía no muy seguro.

—Sí, pero los archivos estarán en modo sólo lectura para ti.

—Gracias, Gremt—sonreí eufórico.


Pronto habría nuevos archivos que saldrían a la luz para poder colaborar con la mayoría silenciosa, esa que estaba ahí leyendo cada aventura. Necesitaban saber qué ocurría.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt