Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 7 de mayo de 2017

Madre

Hola, soy Lestat de Lioncourt y adoro a mi madre. Bueno, adoro todo lo que representa la palabra maternidad.

Lestat de Lioncourt 


Hay quienes se atreven a afirmar que su profesión es la más dura que existe. Sin embargo, desconocen la palabra maternidad. La verdadera maternidad es una profesión de riesgo, llena de sinsabores, en la cual aprendes día a día y jamás existe jubilación. Nunca dejas de ser madre. La maternidad exige a la mujer algo más que dar una vida, sino el cuidarla y el no entorpecer su desarrollo. Una madre comienza a preocuparse por su hijo el mismo día que sabe que está gestando vida y deja de perturbar su situación sólo cuando fallece ella.

No se suele tener en cuenta a las madres de forma diaria salvo cuando ya no están. En el momento en el cual una madre desaparece de la vida de un hijo, por adulto que sea, este comienza a entender el hueco que queda. Ya no están sus ojos atentos a todo lo que hacen, ni sus consejos repetitivos, y tampoco sus llamadas a cualquier hora para saber si está bien. Las madres son seres que a veces quedan invisibilizados, echados a un lado como si fueran juguetes rotos u olvidados porque la vida adulta es fascinante.

El mayor reto de una madre es tener un hijo sano, el siguiente es educarlo con valores y el último es que llegue a ser feliz. Ya no es que posea una carrera impresionante, grandes amigos, una pareja que le ame... Simplemente desean que sean felices aunque su profesión parezca insignificante a ojos de todos.

Hace siglos el cuidado y crianza de los hijos era sólo patrimonio de mujeres. Era su oficio. Las labores domésticas, los hijos y estar presentable ante la pareja. Actualmente se ha sumado el trabajo fuera del hogar y no se ha disminuido del todo la carga familiar. Un hombre cuando es padre se le sube el sueldo en la empresa, a una mujer es posible que la despidan. Aún se cree que educar es sólo cosa de mujeres, aunque creo que sin duda alguna pueden ser muy influyentes si estas pasan más tiempo con los hijos. Ese es el problema. Los hombres tienen oficios que los mantienen lejos de casa, como en otros siglos era la guerra o el labriego. Ahora las mujeres también pasan horas en las oficinas, empleos mal remunerados o simplemente buscando un sueldo para que colabore con la cesta de la compra. Los niños se están educando frente a pantallas de ordenador, televisión y videoconsolas. Están olvidando los cuentos, los consejos, el ruido de un hogar sano y fuerte...

Las madres se enfrentan hoy en día a mayores peligros para sus hijos. Cada vez hay más formas de causar daño a los más jóvenes y de entorpecer su felicidad. Es algo que llena de temores a una verdadera madre, la cual no siempre tiene porqué ser la que trajo al mundo a su hijo o hija. Madre no es sólo quien da a luz, es quien educa y se preocupa. Hay madres que lo hacen solas, madres que lo hacen acompañadas de otras mujeres y madres que lo hacen en compañía de hombres más o menos decentes.

Muchos me han juzgado por como soy con Lestat. Creen que no le amo lo suficiente porque no estoy ahí. Me juzgan por haberme marchado de su lado y haber hecho mi vida. Si bien, fue una oportunidad maravillosa para ambos. Nos descubrimos a nosotros mismos y aprendimos cada quien una lección intensa, magnífica e importante. Si bien, siempre me he preocupado por su felicidad y bienestar. He aparecido cuando realmente lo necesitaba, pues la lección ya la había aprendido y sólo quedaba que resolviera el asunto de una maldita vez. Ahí estaba llorando cuando Akasha se lo llevó y amenazó al mundo, al igual que cuando Memnoch lo hizo o él tenía que asumir el riesgo de luchar con tenacidad y honradez para salvar a los más indefensos.


Siempre he querido ser un ejemplo de firmeza y amor, pero muchos creen que debería estar más pendiente de mi hijo. No. No se debe. Una madre debe saber cuándo ser el colchón y el pilar fundamenta, y cuando tiene que aprender a levantarse su hijo por si solo. Es parte de la educación y del aprendizaje. Aún así siempre me preocuparé, siempre tendrá consejos, siempre me sentiré orgullosa y siempre lo amaré. Soy madre y es mi profesión. Mi profesión es preocuparme por la vida de mi hijo, su felicidad y transmitirle mi orgullo, respeto y amor.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt