Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 27 de junio de 2017

Bruja

Michael sobre Mona...

Lestat de Lioncourt

Los deseos ocultos que yacían en mi pecho eran tan intensos como su mirada. Podía ver sus ojos verdes seguirme en cada perversa palabra que le profesaba. Mis manos danzaban por su estrecha cintura y sus pechos se movían libres al fin, completamente empapados de sudor y temblorosos por su respiración agitada. Quise morder su cuello como si fuese un vampiro y hundir mi rostro en este para olvidarme del mundo, así como también olvidarme de mí mismo y todas las palabras que le ofrecí a mi corazón enamorado. Estaba embriagado por la locura del momento, por el calor de sus muslos, por la humedad que me ofrecían sus labios y por la verdad que me conferían sus piernas.

Sus largos cabellos de fuego se desparramaban sobre su lechosa piel, la cual parecía haber sido hecha con nieve pura. Su sonrisa era magia pintada en tonalidades cerezas. Sus manos, las manos delicadas y pequeñas de una mujer demasiado joven, se enterraban en mi torso y delineaban mis músculos intentando sujetarse correctamente.

Creí que mi mente se perdía en la oscuridad, así como lo había hecho mi alma. Mis ojos parecían perder color, fuerza y visión. Me sentía como una calavera hueca que acepta el desafío de la Parca, la misma que se concede el nombre de Caronte y me lleva de viaje por la laguna Estigia. Así me sentía. Sí, justo como un muerto a la deriva. Pero no fue así. No lo logré.

Podía notar mi miembro enterrarse en esa pequeña y húmeda abertura, la cual succionaba con fuerza mientras ella me miraba con una pasión desbordada. Ella era toda una revolución para mi sangre, la cual hervía igual que el caldero de las viejas brujas que pertenecían a nuestro linaje. Ante mí tenía una niña hecha mujer, pero no cualquier mujer. Ella era la descendiente de las brujas que no lograron quemar en la hoguera. Su poder era inmenso y, por algún extraño motivo, no me preocupaba morir ante sus caricias.

Galopaba sobre mi vientre haciendo chocar sus caderas, girando en círculos su cuerpo y mostrándose como una sirena perversa. Sonrió para mí, sólo para mí. Pude ver amor, pude ver cariño, pude ver necesidad y también odio. Odio hacia las cadenas que aún me ataban a mi mujer y también a los muros sociales que nos dividían. Si nos hubiésemos conocido en otro momento, en otra época, en otro lugar... ambos hubiésemos sido uno por siempre, pero estábamos en ese salón, en ese tiempo convulso, en esa verdad incómoda y tras un suceso demasiado terrible.


Fui un privilegiado y a la vez quedé maldito. Deshonré a la familia y también mi corazón. No obstante, no puedo jurar que me arrepienta de ello.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt