Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 28 de junio de 2017

Perdida de fe

Marius y Armand de nuevo... Estos breves detalles de sus conversaciones me dejan pensando siempre.

Lestat de Lioncourt

—He perdido la fe—dijo de improviso.

Estaba sentado en uno de los divanes de la sala. Parecía un muñeco de tarta de bodas, pero era demasiado joven. Bien vestido con esos trajes oscuros tan elegantes que muchos hombres ansían adquirir, posiblemente hecho a medida, con una elegante pajarita azul celeste y una camisa blanca que parecía realzar su palidez y el fuego de sus cabellos.

—¿En Dios?—respondí deteniendo mis pasos por la sala.

Había entrado en esta buscando un libro que me calmase. La situación había sido terrible. Lestat permanecía arrojado en el suelo de aquella capilla y todos parecían velarlo como si estuviese muerto. Pero en sí, la situación estaba siendo absolutamente terrible. Sentía que el mundo entero se había fracturado. La verdad con la cual él había aparecido, con un aspecto desastroso, me llenó de dudas y miedos.

—En ti—confesó.

Sin embargo, esas palabras, tan simples y sobrias, me llenaron de un miedo aún más atroz. Las dudas y las viejas miserias se apoderaron de mi corazón. Me quedé de pie con los brazos caídos hacia ambos lados y los ojos fijos en él. Unos ojos llenos de dolor.

—Tal vez no he sido el hombre que esperabas, pero recuerdo bien que jamás te mentí durante nuestra relación—empecé a decir, pero no me permitió seguir demasiado.

—¿Cuál relación?

—Tuvimos un hermoso idilio en Venecia—dije.

—Del cual me arrepiento en ocasiones—sentenció destruyéndome—. Preferiría haber muerto en aquel prostíbulo de Constantinopla.

—¿Cómo puedes decir eso?

Fruncí el ceño contrariado. No podía creer que él dijese algo así. Era asombroso que hubiese preferido morir a vivir estos años. Al menos había logrado cierto conocimiento que le había permitido alzarse por encima de cualquier hombre.

—¿Tienes una mínima idea de cuánto he sufrido?—preguntó con voz queda.

No supe responder. Simplemente guardé silencio y di dos pasos hacia atrás. Me hallaba demasiado perturbado ante su breve discurso. Y, finalmente, de forma cobarde me fui. Decidí marcharme y dejarlo allí. Poco después se inmolaría. Fui un estúpido. Agradezco al destino haberlo hecho demasiado fuerte, pues de haberlo perdido realmente gran parte de mí habría muerto con él.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt