Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 26 de junio de 2017

Felicidad

Felicidad... qué fácil suena ese título y qué difícil debió ser para Julien escribir esto.
Lestat de Lioncourt


Nos hicieron creer que el amor era cosa de locos y que la felicidad era demasiado breve, frágil y difícil de alcanzar. Nos llenaron el alma de objetos inútiles, frases grandilocuentes e insensibles momentos de consumismo descerebrado. Caminamos por los infiernos de esta ciudad bebiendo de cada botella pensando que el alcohol lograría cicatrizar nuestras almas, así como ayuda a cicatrizar las heridas. Nos evadíamos en las miradas que provocábamos y nos reíamos de nuestro patético destino. La muerte estaba siempre presente rezando oraciones. Nos conformamos con un momento, pero este se alargó en el tiempo y nos dimos cuenta que nos habían mentido.

No es tan difícil ser feliz, del mismo modo que el amor no es pura locura. El amor a veces es lo único que hace falta para unir dos almas que zozobran en un mar injusto, lleno de pecados que son llorados por ángeles egoístas y de miradas impías. Mírate ahora, lee mis líneas y suspira una vez más. ¿Recuerdas el tono de mi voz cuando te pedía disculpas? Apenas lo hice en un par de ocasiones, pero fue porque realmente las merecías. ¿Vienen a tu mente las palabras de amor que te regalé la primera vez? Por supuesto, así como las últimas y las más cotidianas. Cierra los ojos, recupera el aroma de mi colonia y sonríe una vez más. ¿Eres dichoso ahora? Tal vez no en estos momentos, pues el duelo es reciente. Sin embargo, estoy ahí. No sé como explicarte las cosas que nunca pude, pero sólo créeme. Estoy ahí, estoy aquí.

Todo lo que nos hicieron creer es basura. Los grandes miedos que ambos vivimos debieron ser dilapidados al grito de libertad. Sin embargo, la sociedad nos llenaba de miedos. Pero no debíamos temer, pues nada teníamos que perder y sí mucho que ganar. Debimos romper los preceptos sociales y decirles a todos que su cultura del odio, de la normalidad y la honra, eran fruto de un Dios egoísta y una religión pueril de sádicos engreídos.

Dios dijo que nos amásemos y lo hicimos. Dios dijo que debíamos perdonarnos y lo hicimos. Dios dijo tantas cosas, Richard. Si bien, ¿merecemos ser llamados hijos de Dios? Mejor te lo planteo de otro modo... ¿Crees que merece Dios ser nuestro creador, padre todopoderoso y guía? No. No lo merece. No merece este amor tan puro, pues es más puro que el batir de alas de sus ángeles. Tal vez nunca fui tan cursi como ahora, pero tal vez me arriesgo porque no me estás viendo escribiendo estas líneas, completamente tullido y desesperado porque se que me muero.

Hoy has venido tan hermoso y encantador como siempre. Has sonreído como si el día no estuviese nublado. Te has sentado a mi lado, has tomado mis manos y te has engañado a ti mismo. Sabes que físicamente nunca te he sido fiel, pero mi alma te ha pertenecido desde la primera vez que nos vimos. Sin embargo, has negado incluso eso. Has enterrado en el jardín todo lo que no querías de mí para quedarte con lo puro, con lo bueno, con lo necesario, con lo que tú y yo teníamos.

¿Cuántos años? Creo que son más de diez. Eras apenas un niño y ahora puedes considerarte todo un joven apuesto, con dotes empresariales y un sueño demasiado honesto entre tus manos. Y yo me he convertido en un anciano al borde de la muerte. El gran Julien Mayfair se apaga y su verdadero amor no podrá llorar en su funeral como una de tantas viudas. ¿Lo crees justo? Yo no. No lo veo justo, cariño.


Aún así esta carta está escrita con los pocos alientos y fuerzas que tengo. Tal vez me marche mañana, pasado mañana o dentro de tres días. Sin embargo, mi fin está cerca. Sólo quería tener agallas para decir todo lo que no te dije. Ahora simplemente se libre y feliz. Por favor, hazlo por todos esos llantos que te hice pagar por mi estupidez.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt