Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 23 de agosto de 2017

Libros, libros

Avcicus es muestra evidente que un libro siempre es un buen regalo.

Lestat de Lioncourt 

—Avicus, te he conseguido algo.

Estaba paseando por los largos pasillos del castillo de Lestat. La propiedad era inmensa. A lo lejos podía ver las viñas que ya poseían las uvas casi a punto de ser recogidas. Sonreí observando el cielo nocturno cargado de estrellas. Era tan diferente al que se podía ver en las ciudades con enormes edificios que las opacaban, haciéndolas siluetas borrosas por la contaminación lumínica y la polución.

—¿Algo?—dije alzando la vista.

Ahí estaba su figura menuda enfundada en un elegante traje cachemir azul marino con solapas en un tono más oscuro. Su hermoso cabello estaba recogido discretamente bajo un sombrero, muy similar a los que usa Benjamín, y le daba aspecto de pequeño hombrecito.

—Un nuevo libro—respondió levantando la mano derecha para ofrecerme un ejemplar de bella, aunque simple, encuadernación en tapas duras de color verde cacería.

—¡Oh! ¡Cuál! ¡Qué autor!—pregunté tomándolo con evidente emoción.

—Es novel. Apenas está comenzando. El libro es de aventuras—decía intentando contener su risa fresca y liviana.

—¿En algún lugar exótico?—decía abriéndolo mientras cruzábamos un enorme arco para llegar a uno de los salones donde se podía uno sentar, descansar de los numerosos bailes y conversaciones, para poder entregarse a la lectura.

—Aventuras en mitad de la ciudad descubriendo misterios encerrados en viejos edificios—dijo clavando sus ojos en los míos—. En realidad, en mitad de ciudades cosmopolitas muy antiguas y destacadas de Europa.

Mi tamaño era mucho mayor que el suyo y siempre hacíamos una extraña pareja. Mis casi dos metros eran nada con sus apenas metro sesenta centímetros. Aún así me fascinaba su rostro y no dudaba en inclinarme para besar sus mejillas, como en ese momento, para poder agradecerle tan magnífico detalle. Después di un par de pasos rápidos hasta un sillón y me repatingué para poder leer.

—Interesante—murmuré comenzando a leer.

—Ya vas a desvanecerte y olvidarte del mundo consciente.

—¿Decías?—pregunté alzando la vista.

—Ah...—elevó las cejas y suspiró.

—Ven, compartamos esto. ¡Es emocionante! Tenemos que leerlo a medias, por favor—dije golpeando mis muslos para que se sentase sobre ellos, cosa que hizo rápidamente.


—Eres como un niño enorme.— No reprimió en decirlo, pues era evidente. Los libros eran mi regalo favorito después de sus besos y abrazos.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt