Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 2 de septiembre de 2017

AKASHA

Marius demostrando lo que fue y es...

Lestat de Lioncourt 

Ahora que puedo tomar distancia y reflexionar sobre mi vida junto a ellos, cuidándolos y protegiendo su secreto, comprendo que hubieron momentos de torpeza por mi parte, pero también de incumplimiento por parte de otros bebedores de sangre que conocieron esta verdad, la verdad de un nexo común y que ellos eran la fuente de nuestro poder, pero no movieron ni un dedo por socorrerme y ayudarme a cuidar, vigilar y ofrecer seguridad a ambos Padres.

Si viajé a Egipto fue por petición de mi hacedor, al cual creí destruido por parte de los druidas. Él me encomendó que tomase las riendas de este asunto para desenmarañar la intrincada red que nos vinculaba a unos y a otros. Eran como hilos finos que nos conectaban, al menos así lo sentía y así ha sido hasta hace escasos años.

La historia que se narra actualmente sobre dos hermanas pelirrojas que se enfrentaron a los Padres y fueron apresadas, juzgadas y condenadas sin ser escuchadas. Ultrajadas, violadas, desacreditadas y expulsadas a recorrer el desierto encontraron un refugio y allí fueron encontradas nuevamente para ser despojadas de sus ojos y su lengua, aunque hubo un hombre que se compadeció de ellas. Aclaro que en este proceso Maharet y Mekare fueron juzgadas por canibalismo, ya que estaban consumiendo el cuerpo de su madre. Era una práctica natural y extendida por todo el territorio, pero Akasha, que venía de otras tierras cercanas a Mesopotamia, lo veía como un escándalo e implantó la momificación. Ese fue su primer acto de rebeldía, el segundo fue cuando los espíritus que hablaban con estas mujeres lanzaron a la reina su desprecio y por ende esta hizo caer sobre ellas el peso de su poder. Desde entonces los sucesos se precipitaron. La crueldad de Akasha se fue moldeando a lo largo del relato y demostrando que la que yo creía una madre bondadosa era una tirana despreciable.

Yo no sabía la verdad. Desconocía cómo sucedió todo. Sin embargo, asumí que debía protegerlos. Comprendí que mi vida, como la vida de centenares de vampiros, dependía de su protección. Por eso los llevé conmigo y los amé profundamente a pesar de su silencio. Cuando me hice con su cuidado ellos ya no se movían y eran similares a estatuas. A mí no me importaba, aunque pueda parecer escalofriante. Era como los pacientes inducidos en un coma a salvedad que ellos no envejecían y no necesitaban más cuidado que mi limpieza, cepillado de sus cabellos y colocar prendas nuevas cuando las anteriores se deterioraban. Supongo que mi labor era similar a la que realizan muchos beatos en las iglesias cristianas.

Construí a lo largo de los años muchos refugios para que ellos estuviesen protegidos y cómodos. Asumí que tal vez podían escucharme y por lo tanto les contaba como cambiaba el mundo y los grandes acontecimientos. Solía bajar a conversar durante horas, pintaba mis lienzos junto a ellos e incluso cambiaba la decoración de las paredes.

Amaba sobre todo a Madre, la hermosa y siempre joven Akasha, cuyos ojos parecían brillar y su voz me hablaba en sueños. Al menos así lo creía. Pues cuando tuve ciertos percances logré escuchar su voz, logré tener sueños muy vívidos e incluso me impulsó a buscar a Pandora, mi primera creación y a quien siempre amaré a mi modo.

De hecho, Pandora tuvo sueños de sangre relacionados con Madre y Padre. Ella decía que podía ver en estos el deseo y las necesidades de Akasha. Se postraba a sus pies y le hablaba. No todos podían hacer eso. Había leyendas, así como yo había llegado a comprobar, que quienes no eran dignos de ella, de estar en su presencia, quedaban reducidos a cenizas. Así que esos sucesos me hacían seguir creyendo que nos escuchaba, que podía ver y sentir aún. Jamás comprendía cómo podían ambos estar sumidos en un silencio tan profundo, como si durmieran con la expresión de alerta.

No fue hasta que rescaté a Lestat del Cairo y lo llevé hasta el refugio que yo poseía. No fue hasta esos días. No, no fue hasta entonces, que no presencié los movimientos de Akasha y Enkil. Ambos Padres, llamados Los Que Deben Ser Guardados, reaccionaron ante la presencia del impertinente jovenzuelo que yo había decidido rescatar de su pena.

Lestat había sufrido terriblemente al entrarse que quien fue su amante durante su vida humana, el segundo vampiro que convirtió, había atentado contra su vida y ardido en una pira frente a otra de mis creaciones, mi dulce Amadeo que ahora se hacía llamar Armand y que poseía una expresión más cruel que la que yo jamás podía haber imaginado. Además, su propia madre había desparecido de su lado después de hacer varios amagos para marcharse. Lestat había convertido a su madre en vampiro y esta deseaba libertad, poder comprenderse y reconocerse a sí misma. Hizo aquello en un momento crítico y Lestat cayó en una terrible depresión. Él había salido de París buscándome y yo me sentí más que tentado a buscarlo.

Todavía no perdono a todos los vampiros que fui conociendo y que se negaron a cooperar para cuidarlos. Tampoco perdonaré a Eudoxia o Santino, aunque ya estén muertos, por haber intentado ambos hacerse con ellos. Nunca lo podré perdonar.

Lestat hizo que ella despertara en una segunda ocasión, pero ya en este mundo lleno de tecnología. Ella pudo escuchar sus canciones llenas de poesía oscura e irreverente. Logró lo que nadie había logrado hasta este momento. La animó, la hizo entregarse a unos criterios errados y comenzó a destruir a “sus hijos”. Miles de vampiros fueron asesinados bajo sus noches de horror, muchos de ellos habían acudido al concierto de Lestat que daba para propagar sus canciones, su verdad, la verdad que yo le había enseñado y él había vivido. Sobrevivimos casi medio millón, pero poco después hubieron otros desastres. Las noches ya no son tranquilas. No lo son desde que Akasha despertó, destruyó todo a su paso y las Gemelas decidieron destruirla a ella.

Y digo que no lo son porque muchos seguimos soñando con su rostro, con esos ojos endemoniados, con esas palabras crueles e intransigentes. Hay quienes cayeron en la depresión, la locura y se aferraron al cataclismo. He intentado ayudar a muchos jóvenes que intentan hallar en mí consejos y algo de guía. Ahora soy la mano derecha, la mano fuerte, de Lestat. Si bien, mi autoridad puede resultar tediosa para mi joven pupilo. Para él a veces soy demasiado rígido y para mí él es demasiado blando.

Akasha poseía el Germen Sagrado y ahora habita en Lestat. Por eso mismo él es el líder, por eso mismo seguimos luchando. Sin embargo, estamos buscando como romper el vínculo de todos con Amel, como así se llama y llamaba este espíritu que nos dio vida tras una supuesta muerte, porque sólo así podremos estar más seguros y menos dependientes si algún milenario, o el propio Lestat, sufre un percance.


Ella nos demostró como no deben ser los gobernantes y el fuerte vínculo que tenemos entre todos. Ella nos demostró la cara amable y la cara terrible. Ella, Akasha.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt