Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 24 de julio de 2009

Dark City - Sindrome de Peter Pan - Capítulo 8 (parte V)

Foto propia, así que nada más que decir.



Las enfermeras no paraban de poner nuevas agujas, de hacer que tuviera el cuerpo lleno de tubos. Me molestaba porque no lo dejaban ni respirar. Él balbuceaba, era imposible entenderle.

-¡Déjenlo ya en paz!-gruñí y ellas me miraron atónitas.-¿No ven que está asustado? Déjenmelo a mí.-ellas asintieron y yo me levanté como pude con el trasto que tenía para controlar mis constantes vitales y el oxígeno.-Phoenix.-susurré acariciando su rostro mientras lo observaba.-Perdóname.

-Lo siento, lo siento.-balbuceaba rodeándome con sus brazos, aunque no tenía fuerza alguna.-Quiero ir a casa.

-No, Phoenix.-susurré acariciando sus cabellos.-Quien pide disculpas soy yo.-no sabía como decirlo, pero sabía que ya había causado bastante daño.-Yo...-me aparté de él y me quedé observándolo.-Yo te he sido infiel con Uta, porque la presión me mataba y él me hacía sentir cómodo...

Comenzó a llorar, era lógico que lo hiciera. Puso sus manos sobre su rostro intentando ocultarlo de mí, giró su cabeza para no mirarme.

-Yo lo sabía.-susurró.-Yo ya lo sabía.-hipaba mientras hablaba, todo su cuerpo era un amasijo de carne trémula.-Mejor márchate con él.

-Yo no le amo a él.-dije recostándome en la cama.-Simplemente me atrae demasiado, es algo difícil de explicar... Phoenix.-murmuré y entonces vi como entraba él en la habitación, el mismísimo Yutaka.

-A-cchan.-estaba con los ojos llenos de lágrimas.-Me dijeron que tuviste un infarto...- ni miró que él estaba ahí

-Uta, vete.-dije en un tono frío.

-No, yo me quedo contigo.-estaba demacrado y se aferraba a mi.

-¡Que te vayas!-grité con furia y el aparato se alteró.

-Te... te veo otro día mejor.-entonces al apartarse deparó en Phoenix.-¡Si supieras cuidarlo no estaría así!-gritó furioso.-¡No sabes cuidarlo!

-Vete Uta.-dije en tono serio mientras le observaba

-No me puedo ir, no puedo dejarte solo...-me acarició el rostro y por un momento deseé que se quedara.-Yo te cuidaré, haré que nada más te pase.-tomé sus manos y le miré intentando ser frío.

-Márchate con Anii.-él asintió cuando le dije eso.

Phoenix se había puesto en posición fetal con la cabeza bajo las sábanas, quizás no quería saber nada de lo que ocurría allí. Había sido un mal momento su entrada en la habitación, pero ya no importaba pues había sucedido y uno no se puede lamentar de lo que ya pasó. Yutaka se marchó y cerró la puerta. No sabía si realmente se había ido del hospital o estaba en el pasillo, si bien al menos no estaban frente a frente.

-Y yo.-susurró intentando calmarse un instante para hablar.-Yo me iré...-balbuceó.-Cuando salga me iré de la casa.-su voz se notaba llorosa, pero no había remedio con ello. Yo no podía ir hacia él y abrazarlo, demasiado había dado de si el aparato y el cable de este.-Taylor podrá ayudarme a mudarme.-ese nombre me alteraba, sobretodo de sus labios. ¿Se creía que no sabía quien le mostró el sexo? ¿me creía tan estúpido? Eso es lo que más me molestaba.-No te preocupes.

-No quiero a Uta.-dije intentando no encabronarme por culpa de lo que decía.-¡Deja ya de hablar de ese gilipollas!-grité y mis aparatos se dispararon, sentía el alma se iba de mi cuerpo y las enfermeras corrieron a mi auxilio. Esto era un nuevo aviso que o me quedaba quieto o me moría de un infarto.

Me dieron un tranquilizante y él intentaba venir en mi ayuda, pero con todos los aparatos sólo lograba quedar próximo a la cama. Lo estaba perdiendo, lo sabía, y sentía que no habría boda y tampoco una vida junto a él. Todo lo que estaba sucediendo me estaba dejando claro que amar así no era lo lógico.

-Te amo Atsushi Sakurai.-dijo como sentencia, lo pude escuchar nítidamente. Sin embargo, el tranquilizante era tan fuerte que no podía mover ni un músculo, tampoco hablar.-Hagas lo que me hagas, aún te sigo amando con la intensidad de mil soles.

Comencé a soñar y el aparato a ir más lento. El medicamento funcionaba, pero me dejaba agotado y mareado. No sé cuanto tiempo pasó, solo sé que desperté con dolor de cabeza y vi como volvían a inyectarme de todo en la goma del suero.-No.-balbuceé y me intenté zafar, pero estaba amarrado de pies a cabeza.

Cuando desperté no supe cuantos días habían pasado, pero creo que alrededor de tres. Mis sueños no fueron dulces, fueron pesadillas auténticas. Había despertado y Phoenix estaba ahí medio dormido, así que no hice ruido. Sin embargo, entró Hizaki con el bebé. No era una zona de contagios, pero aún así casi me quito los grilletes y lo mato.

-Te mato.-gruñí deseando zafarme.

-No, viejo... no creo que puedas aún.-dijo con tono de humor.

-Malparido ¿cómo se te ocurre traer al niño?, puede coger infecciones.-dije algo alterado y la máquina comenzó a pitar.-Me cago en todos los putos aparatos ya!

-Atsu por favor, cálmate.-me pidió Phoenix algo nervioso, él ya sólo tenía el suero.-A Jun no le pasará nada por que haya venido, no tenemos ningún virus ni nada.-dijo tomando al bebé e intentando poner la mejor cara, pero sus ojos se veían hinchados, además de rojos. Había estado llorando todos estos días por lo que le había dicho. Se notaba incluso en su tono de voz, algo frío y prácticamente rogante.-Hola Hiza, ¿cómo has estado?

-Te gusta joderlo ¿Verdad?-dijo mirándome directamente a los ojos.-¿Tú te crees que no me doy cuenta de todo?-preguntó a Phoenix.-Uta está ahí fuera.-añadió.-A mi no me hables en tu vida.-comentó saliendo de la habitación sin mirar atrás. Me sentía despreciable y más aún con lo que me había dicho.

-Hiza.-murmuró antes de que mi hijo se marchara y luego me miró a mí.-Atsushi... cálmate.-el bebé mordisqueaba sus cabellos y balbuceaba riendo bajo.

Deseaba contestarle que no eran formas, que yo ya arreglaría todo y que no debía de juzgarme tan a la ligera. Sin embargo, llegó el médico y tuve que guardar silencio.

-Te dije que no debías suspender la quimioterapia.-comentó mirando los resultados médicos. Yo lo sabía, pero no lo recordaba. Después de tres días entubado, de tres días molido a pastillas, no tenía la cabeza en mi sitio.

-¡Phoenix!-grité furioso y el puñetero aparato se descontroló.-¡No te mato porque estoy atado!-el medico entendió mi reacción y el bebé comenzó a llorar.

-Deberás volver a la quimio y a comer normalmente, tienes grabes síntomas de anemia. Y como te dije Atsushi.-dijo mirándome a mí.-Tiene principios de anorexia.

Me alteré tanto que el aparato se descontroló de nuevo. Aunque él era amigo de la familia, casi uno más, me drogó de nuevo. Por lo tanto, me dejaron de nuevo dormido, aquello entraba demasiado rápido en mis venas. El aparato dejó de gritar, por supuesto, pero eso no evitaría que siguiera furioso.

Uta entró en la habitación y se puso en los pies de mi cama observándome. Él médico se había marchado tras decirle todo lo que tenía que decir a mi pareja, porque aún él lo era.

-Atsushi.-murmuró prácticamente llorando. Yo tan sólo escuchaba el eco de las voces.-Hola Jun.-dijo aquello y él comenzó a gritar su nombre.-No, quédate con tu... con Phoenix.-supuse que el niño quiso ir hacia él, pero no veía nada.-Te traje un regalo... pero lo tiene Anii en el coche.

-Ani.-escuché de nuevo la voz de mi hijo, ingenuo de todo lo que ocurría.

Noté como echaba la persiana, el sol ya no me daba en la cara, y luego su perfume me embriagó por completo. Era ese perfume suave que se pegaba tan rápido a la ropa. Acomodaba mi almohada y colocaba bien mi cabeza.

-¿Sabes cuánto tiempo estará?-escuché mientras notaba su peso en los pies de mi cama y su mano acariciando la mía.

-No lo sé.-susurró sin ánimos.-Aún no se sabe.-añadió a esa conversación tan bizarra.-El tiempo necesario supongo...

-Ojala sea pronto.-le había hecho la promesa de desaparecer unos cuantos días conmigo, ir a pasear por Japón y besarnos donde quisiéramos. Otro lugar distinto y perfecto para revivir viejos tiempos.-No sé que haré si él enferma más...-murmuró bajo acariciándome el cabello, apartándolo de mi frente. Entonces escuché sollozos, supuse que de Yutaka.

-Claro que se mejorará. Mejorara porque siempre ha sido fuerte, él me ha cuidado y yo le cuidare ahora.-no estaba tan seguro de esa premisa de que me cuidaría, bien había dicho que se marcharía.-Mejorará porque no nos dejara a mi y a mi Junie.-eso fue bajo, lo pude notar en su tono de voz. Lo hizo para hacerle daño.

-Yo también quiero cuidarlo... siempre me ha cuidado.-susurró agarrando mi mano para entrelazar sus dedos con los míos. Esas manos pequeñas y bastante suaves, manos de amante desesperado por simples caricias.

-Uta.-era la voz de Toll, de Anii.-Ve a casa a descansar.-sus pasos resonaron por la habitación hasta quedar en el borde de la cama.-Buenas.-saludó a Phoenix, seguro.-Vete a casa.

-No me iré, llevo toda la noche esperando entrar para verle.-reprochó.

-Déjalo ahí, está cuidado.-separó nuestras manos.-Vámonos a casa.

-No.-comenzó a llorar más fuerte, podía escuchar sus sollozos con claridad.

-No se morirá, no le pasará nada...-susurró mientras él terminaba desconsolado.

Después de eso le rogó que comiera y se marchó, escuché la puerta cerrarse pero él continuaba allí. Entonces hizo una pregunta que descontroló la falsa paz que había allí.

-¿Por qué ese rencor hacia mí?-susurró y yo deseé despertar en ese mismo instante.

-Porque le amo. Porque luché mucho por él, por que es mi familia, él y Jun. Porque he soportado todo lo que me ha pedido que haga, aún si no quería, por él. Por que le amo, y por que te odio por apartarle de mí.-rezaba interiormente porque Uta no se pusiera a su nivel, porque no le respondiera nada a eso… pero respondió.

-Entonces debería de odiarte yo a ti porque yo llevo más de veinte años luchando con él, siendo sólo de él. Me dejó de lado al ser padre por miedo a perder a sus hijos, perdí todo contacto con él porque le lavaron el cerebro y aún así me mantuve a la espera de que él viniera a mí. Tú lo quieres completamente para ti... yo me conformo con que me sonría. No soy tan egoísta. Me conformo con que me mire... con eso ya soy feliz, porque sé que existo para él.

-Me odias, no me vengas con esa carita de buena gente porque ya no te la pienso creer.-eso era falso. Uta no tenía capacidad para odiar, sí para envidiar. No tenía tanta maldad en el cuerpo para ello. Quería responderle a eso, hacerle ver que él no era el enemigo sino yo.-Te invité a mi casa, intenté ser agradable contigo porque Atsushi así me lo pedía. Pero todo ese tiempo sólo interpretabas el papel de ser mi amigo. Recuerdo que me decías que no me preocupara, que me mejoraría y estaría con Atsushi. También que seríamos muy felices. Sin embargo, todo ese tiempo no eras más que un falso, no deseabas eso. Querías todo lo contrario, quedarte en mi lugar y jugar a ser el esposo perfecto. Eres una mala persona. ¿Crees aún que es una razón tonta para odiarte?

-No es así.-hizo un inciso, tal vez para tomar valor y decirle la verdad.-Tan sólo me volví algo egoísta cuando sentí que él volvía a mí. Me quedé conforme tras su cumpleaños, al menos me quería de nuevo en su vida aunque fuera como un recuerdo. Pero él me dijo que me quería ¿qué querías? seguro que sentiste lo mismo cuando empezaste con él. Sabías que estaba mal, que tenía una familia, pero te dejaste guiar por la ilusión de que te correspondiera... Además, él me dijo que estaría conmigo y no contigo... y como siempre me lo creo todo de él.-nada más despertarme tendría que dar explicaciones a ambos y decirle a Uta mi decisión final.

Entonces silencio y escuché la puerta abrirse, no supe quien era, y tan sólo se escuchaban susurros.

-Acchan.-susurró mi amante tocando mi mano, seguramente ahogándose en ganas de abrazarme y besarme.

-¿Qué hace ese ahí?-esa voz era la de Jasmine.

-Acchan.-repitió Uta más cerca de mi oído y se recostó, sabía que no se quedaría con el deseo de acariciarme sin importarle lo más mínimo Phoenix. No lo hacía con maldad, simplemente él siempre hacía eso cuando enfermaba. Era su forma de decirme que estaba junto a mí.

-Anda, no te preocupes.-escuché la voz de Phoenix próximo a mí.

-¡Phoenix!-esa era la voz gritona de Jasmine.-¿Se puede saber qué haces?-interrogó.- Eres tonto Phoenix. Así que haz el favor de volver a tu cama, ¿o te debo recordar que por culpa de él, tu prometido, te trata como si fueras un leproso que ni tocar se debe? -

-Es cierto.-susurró él y noté como se apartaba, el sonido de la goma de sus zapatillas resonó.

-Yo no tengo culpa de nada.-reprochó en un murmullo que únicamente oí yo. Uta estaba llorando aún más fuerte, abrazado a mí con desesperación. Buscaba el refugio de mis brazos, que todo pasara y que nada de lo que ocurría era real. Conocía sus reacciones aún sin verlo, sin poder ver bien su rostro.-No digas eso de Atsushi. No entiendes nada, no comprendes nada. Si presionas a Atsu lo asfixias, debes de darle libertad... pero nadie se la ha dado aquí. Tú chillando como loca que eres, él nada más comportándose como el crío que es, Hizaki pegándose con todo el mundo y acostándose con todo el que podía, el resto de la banda intentando presionarle para que componga y Miho siendo fría con él durante meses. Sin embargo a ella la entiendo, es un shock duro ver que su vida fue una mentira. Lo que no entiendo es que mierda tenéis todos en la cabeza. Él está así por vuestra culpa, normal que se aleje de vosotros, es normal que intente escapar.-él había dado la solución al enigma, pero seguro que ellos dos se taparían los oídos y optarían por amedrentarlo.-A mi no me importa qué haga, mientras que sea feliz y esté tranquilo.

-Pues era feliz conmigo, hasta que tu apareciste.-eso era falso en parte, sentía que algo de mí aún no había vuelto y al reaparecer en mi vida noté que mi alma se reconstruía al fin.-Cuando era joven todo lo malo que le paso estaba relacionado contigo, yo creo que el problema de Atsushi eres tú.-si hubiera estado despierto se hubiera llevado un buen bofetón. El culpable de todo no era él, sino yo. No era justo que lo machara, me parecía indigno hacer daño a alguien que estuvo años hundido porque no me podía ver. Era como rematar a un moribundo de la forma más cruel.

-Te equivocas.-noté su furia, la pude palpar.-Yo nunca haría que Atsu llorara y tú si lo has hecho. Yo siempre cuidé de él, de sus heridas... ¿le has visto golpeado por su padre? Yo sí, y en ese momento me juré cuidarlo siempre. Tú lo estás rompiendo con todo el resto. Incluso Clarissa puso el grano de arena.-me acarició el cabello, me estaba mirando y quizás algo le decía que yo estaba escuchando todo.-No me importaría morirme si él volviera a estar bien, que volviera contigo si eso quisiera, pero con tal de verlo feliz daría cualquier cosa. Tú eres muy egoísta y sólo te quejas de que no te saca a pasear ¿has pensado en todo lo que ha dejado atrás? ¿a las criticas y mociones de censura que ha tenido? todo por darte hueco en su vida y tú... ¡tú solo te atreves a criticarlo y juzgarlo! y eso no me lo ha dicho él, un yakuza siempre lo es...-sobre yakuza me refería a él, no a mí.-Tú no me lo darías, no me lo entregarías aunque supieras que él es más feliz conmigo que contigo.-noté como se aferraba a mí, como dejaba caer su frente sobre mi pecho.-Además él me prometió que siempre cuidaría de mí... pero quien tiene que cuidarse es él.

¡Cómo te atreves!-respondió Jasmine indignado.

-Te equivocas... no tienes idea de como era y es la relación que teníamos antes de que tú llegaras, realmente no te imaginas cuantas veces te he deseado la muerte, eres un ser mezquino. ¿No has pensado que te mereces estar siempre de segundo?-

Noté aire, como corriente, también una fragancia suave. Sería la de una de las enfermeras, por eso todos quedaron en silencio. Uta tan sólo hipaba, buscaba el consuelo de tenerme al menos de esa forma. Sé que él haría cualquier cosa por mí, incluso dar la vida aunque terminara en brazos de otro y yo tan sólo lo usara. Después regresó la tensión, como no.

-No me importa ser el segundo, me gustaría ser el único, pero me conformo con que me quiera. Sé que me quiere y eso es lo que importa.-notaba el roce de sus labios en mi cuello, él aspiraba mi aroma tan sólo para calmarse.-Si piensas que me harás sentir mal te equivocas.-añadió con fuerza, con una valentía inédita en él.-Y sé bastante bien todo, te he dicho que un yakuza siempre lo sabe todo. Lo que no es justo es que te creas con todo el derecho del mundo a decirle que te encierra... ¿sabes lo que dicen de ti y de él? ¿Podéis caminar tranquilos por la calle? y sin embargo le dices que ... "oh siempre encerrado".-eran cosas que yo no le había contado, él sólo lo había investigado todo.-Y tú mejor te callas porque es una discusión de dos, no de tres.-entonces conseguí por un instante volver en sí, y él inmediatamente giró mi rostro para que lo viera.-Acchan.-volví a quedar ausente con la imagen borrosa de su rostro cubierto de lágrimas.-Yo siempre soy el segundo... pero prefiero ser el segundo que el primero. Al segundo se recurre cuando el primero ya no le llena, no le vale. ¿No has pensado eso? prefiero ser el eterno segundo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

buenas noches demonio con mascara de caballero...lamentablemente debo escribir desde un anonimo debido al cierre de mi blog. Hacia unos meses que no leia tu blog...y admito que me ha llevado dias ponerme al corriente. Esta novela Dark City,no se si es de tu autoria,pero esta excelente,la narrativa tan sincera te lleva a querer saber mas y mas! y los personajes son muy atractivos e interesantes..y casi ninguno keda plan.

^^ Espero que subas pronto la siguiente entrega.

Saludos

Soledad (Cholestar)

Lestat_De_Lioncourt dijo...

claro que es mía ¿de quién va a ser? de paquito el chocolatero?

Unknown dijo...

Con respecto al comentario que plantea la duda sobre si la novela Dark City es de la autoria de Lestat o no(aunque aclare que es excelente) le contesto ''a quien corresponda'': 'que se nota que no has leido nada de lo que escribe Lestat...si no ni lo dudarias...y tambien a mi me parece una falta de respeto hacia su inteligencia, capacidad y principalmente hacia su persona', y a ti Lestat te digo me encanta como escribes..ya sabes como pienso.

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt