Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 1 de octubre de 2009

Dark City - capitulo 10 - Creo que voy a matar a alguien. (parte IX)




-Será un buen padre para mis nietos.

-No sé si seré un buen padre, pero pondré mi mayor esfuerzo en que ellos sean felices. De momento voy a pedir un año de excedencia, lo tendré tras los tres meses por paternidad que me regala la empresa.-sabía que era un alto cargo, pero no por el poder de su familia a causa de tener grandes acciones en la empresa. Todo lo que había logrado había sido por si mismo.

-Eres un adicto al trabajo, lo sé.-susurré.-Me lo han comentado varias personas.

-Suponía que me habrías investigado.-comentó sin más.

-Es mi hija.-respondí entrecerrando mis ojos.-Aunque ella no lo vea de ese modo, para ella su padre es Yutaka.

-Sí, Yutaka es alguien que hace el rol de padre con ella aunque diga que es su tío.-murmuró con una leve sonrisa.-Es un hombre encantador, realmente sociable y su forma de ser hace que los niños lo adoren. No sólo mi hijo, también el amigo de mi hijo.

-Sí, así es.-interrumpí.-Mi…-iba a decir mi amante, por unos instantes olvidé que ya no éramos nada y que no sabía nada de él desde aquella noche.-Mi gran amigo Yutaka es como un niño, es demasiado dulce.

-Su dulzura hace que el mundo sea más agradable.-dijo ensombrecido.-Temo que le haya pasado algo, no da señales de vida y aunque intento hacer ver a Miho que no sucede nada… ella no deja de sentirse alterada. No puedo mentar su nombre, se lo he prohibido a Eduart.

Me sentí tan tremendamente culpable, tan dolido con todo lo que había hecho. Me asfixiaba esa sensación. Intenté desviar el tema, hasta que lo conseguí y pude respirar tranquilo. Continuamos conversando unas horas. No sé cuantas realmente. Me gustó que todo fuera pacífico al final. Josep no era mal hombre, simplemente había sido un estúpido al ponerle etiquetas que no tenía realmente. Según dicen nadie nos conocemos realmente, ni nosotros mismos. Quería hablar con él, tan sólo para borrar de mi mente los calificativos que le había otorgado sin mérito alguno.

Al final le acompañé a casa. Durante el camino estuvimos escuchando música, fue extraño que él coincidiera conmigo en una de mis canciones favoritas. Ambos terminamos cantando Starman, de David Bowie, mientras el coche entraba en la zona del barrio dormitorio. Mis manos se movían por el volante siguiendo la música.

-Fue un placer conocerlo.-dijo con una sonrisa despidiéndose de mí.-Cuando pueda escuche Viva la Vida de Coldplay, desde hace algún tiempo no puedo dejar de escucharla y creo que le agradará la letra.

-Lo haré.-dije con un movimiento leve de cabeza y una sonrisa sincera.-Cuida de mi hija.-añadí y él asintió.

Estaba más tranquilo, estaba de buen humor. Por fin estaba seguro de que ella sería feliz, que tendría una estabilidad y que tal vez de ese modo olvidaba su pasado. Mientras volvía a casa me pregunté que tal le habría ido el día a mi pareja, sabía que quizás terminaba en casa de Taylor. No me alteré por ese pensamiento, al menos no tanto como en otras ocasiones. No lo hice porque él me fuera indiferente, sino porque no podía por motivos de salud. Cuando llegué a casa estaba con el pequeño Jun en sus brazos. Acariciaba su rostro mientras dormía y él sonreía de forma pletórica. Jamás lo vi tan feliz desde la boda.

-¿Dónde estabas?-interrogó.-El bebé estaba sólo en casa, aunque dormido.

-Pues fui a llevar a Josep a su casa, no he tardado más de veinte minutos, tal vez no ha llegado al cuarto de hora.-comenté sentándome a su lado.

-¿Cómo es eso?-dijo con cierto miedo de que hubiéramos discutido, pude notarlo en su mirada y en el tono de su voz.

-Reconozco que le juzgué mal, es un hombre que creo que cuidará bien a mi hija. Espero que Miho sea feliz a su lado, advertido está, pero no creo que termine dañada.-él inmediatamente me besó en los labios de forma dulce.

-Te lo dije, Miho se ve inteligente y no una niña boba. Sabía que sabía elegir bien, además si elige bien o mal es su problema y no el tuyo. Debe de aprender por si misma Atsushi.-comentó meciendo levemente al pequeño.

-Odio que digas te lo dije.-murmuré.

-Te lo dije.-susurró cerca de mi oído para luego reír bajo mordisqueando mi cuello.

-Te amo.-dije mirándole fijamente.

-Voy a llevar al bebé arriba.-asentí cuando dijo aquello, a veces parecía desesperado porque le tocara y en otras ocasiones me huía.

Me quedé en el salón recostado en el sofá, esperándolo. Cuando regresó se tumbó sobre mí y mis manos fueron directamente a sus cabellos. Lo acariciaba lentamente e internamente meditaba. Todo parecía irreal. Mi vida parecía que se encaminaba en ese momento. Me dediqué a propagar caricias por su cuerpo, a seducirlo lentamente y abrazarlo como si al día siguiente pudiera estar muerto. Esa charla me hizo abrir aún más los ojos y la mente.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt