Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 7 de octubre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (IV)


No podía dejar de escribir, creo que lo hice hasta que amaneció y todo el tiempo estuve escuchando canciones de aquel grupo, prácticamente desconocido para mí. Sin embargo, al llegar a una canción me quedé meditando. Black Eyed parecía relatar todo lo que era yo realmente. Era un infiel de cuerpo, aunque no sabía si también de alma, me pasaba el día con moralismos cuando jamás tuve uno. Era un chico perdido de un hogar desecho desde antes de mi venida al mundo, pero deseaba conquistar un pequeño territorio al que llamar hogar. Tan sólo quería ser amado, quería ser amado hasta el final de mis días. Phoenix me amaba, me abrazaba el alma con una sola mirada, y yo caía en su juego. Le amaba más de lo que pensaba, pero las circunstancias me hacían ser fiel únicamente a mi bragueta y al recuerdo de otras épocas.

Las noches siguientes fueron idénticas. Cada día me desahogaba más en los escritos, no podía contarle aquello a Phoenix. Si llegaba a decir algo de lo que sentía terminaría pensando que era un error estar juntos, para mí no lo era. Había tomado mi decisión, aceptaba las consecuencias de mis actos. Sin embargo, una de entre todas ellas tuvo un matiz distinto. Una llamada lo cambió todo. Descolgué el teléfono imaginando que era Yume preguntando por el pequeño, en ocasiones llamaba interesándose por él.

-¿Yume?-interrogué mirando la pantalla del portátil.

-Espero que estés recuperado Acchan, sólo llamaba para saber si estabas bien.-era la voz dulce de Yutaka y su forma de llamarme.

-Uta.-susurré desconcertado.

-Cuídate.-colgó tras aquellas palabras.

No dio tiempo a pedir disculpas, tampoco a rogarle que me permitiera saber donde estaba. Me llevé las manos a la cabeza. El número era oculto y su móvil no funcionaba, tal vez incluso había cambiado el número de teléfono. Medité como buscarlo, verlo unos segundos y lamentarme por haberlo tratado de esa forma.

Tras su llamada tuve otra, era de Max el amigo de mi hijo. Ese chico rubio y testarudo que siempre intentaba meterlo por el buen camino. Lo conocí hacía algunos años, parecía que me repelía pero me llamó. Ellos se hicieron amigos porque ambos tenían clases de Aikido y Boxeo. Eran amantes de las luchas, de meterse en problemas para rescatar a damiselas en apuros. Pero además era un fotógrafo magnífico por lo que pude averiguar, además de un informático dedicado a críticas de videojuegos y sistemas operativos en una revista dedicada a la informática. En esa llamada pude notar su tono de voz suave aunque carrasposo. En ella dijo que mi hijo estaba algo enfermo y en el hospital, pero que no me preocupara porque era una tontería.

Aunque fuera una tontería me preocupé. Sentí que algo no iba bien, sin embargo quise creer a ese muchacho y lo que me decía. Me marché a la cama con la cabeza dándome vueltas. Me aferré a Phoenix y él se hizo un hueco entre mis brazos. Sus manos acariciaron mis cabellos, sus labios me besaban, pero yo tan sólo pensaba en mi hijo y en mi antiguo amante.

-Atsu.-susurró acariciando mi pecho.

-Phoenix.-respondí.- ¿Por qué no duermes? Decías que estabas agotado y deseabas descansar toda la noche.-besé su frente dejando que mis dedos acariciaran dulcemente sus mechones de pelo.

-Porque tú te pasas la noche despierto, no puedo dejar de pensar qué haces ahí en el despacho.-murmuró apoyando bien su cabeza en mi torso.

-Escribo, me desahogo de esa forma.-argumenté rogando internamente que no preguntara por lo que escribía.

-¿Sobre qué?-preguntó insatisfecho con esa respuesta que le había dado.

-Sobre mi vida, sobre el pasado y el presente.-hice un inciso para tomar un poco de aire, mientras lo abrigaba.-Es simplemente desahogarme y poner en orden mis ideas.

-¿Ideas?-interrogó.-¿Sobre qué?-su tono de voz se notaba preocupado.-¿Sobre qué Atsushi?-estaba inquieto, tal vez temiéndose lo peor.

-Sobre mi vida y sobre todo lo que he hecho en ella. Creo que no la he vivido de forma correcta, que el pasado siempre me perseguirá y que debería comenzar a pedir perdón. Ya lo hice con Clarissa por como la traté, por todo lo que le hice a ella como mujer, sé que no me perdonará por completo jamás.-en ese momento encendió la luz y frunció el ceño.

-Me trató como basura ¿a caso ya no te acuerdas?-preguntó molesto.

-Sí, lo recuerdo. Pero ella te acusó de algo que no debió, el culpable de que nuestro matrimonio se fuera por el sumidero fui yo. Nunca le dije la verdad sobre muchas cosas, me callé demasiado y terminé siendo un extraño.-suspiré.-Cambié mucho por ella, para que ella fuera feliz, pero en parte yo mentí y la engañé.

-Pero…-balbuceó.

-Aún la quiero, no la amo pero la quiero. Es la madre de mis hijos, la abuela de mi nieto.-tomé aire y lo dejé ir.-No quiero seguir con tensiones. Pero no es sólo ella.

-Ya me imaginaba yo que ese tenía algo que ver.-dijo molesto girándose en la cama para apagar la luz.-Buenas noches.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt