Tarquin me da pena. Esta carta la han encontrado en la tumba de Goblin, de su hermano Garwain, sólo la he tomado para reproducirla. Os la dejo aquí.
Lestat de Lioncourt
Realmente pocas personas entenderían
el motivo por el cual escribo estas líneas. No me importa.
Únicamente lo hago porque creo que es necesario. Detesto pensar que
te has marchado creyendo que el odio que hay en mi corazón es para
ti. No. Ese odio no lo causaste tú. Me he dado cuenta que eras tan
inocente como yo. Creo que incluso más. Estoy seguro que todas tus
acciones fueron motivadas por el amor y también por unos celos
bastante comprensibles.
Hemos estado juntos desde el primer
segundo de nuestras vidas. Ese chispazo que originó un hombre cuyo
rostro jamás conocimos. Siempre supuse que me parecía a él
físicamente, pero estaba equivocado. No era a él a quien nos
parecíamos. Igual que estuve equivocado contigo, Garwain.
Durante estos años he sabido la verdad
sobre varios asuntos. Desconozco si tú pudiste saberlo observándome
o leyendo dentro de las profundidades de mi alma. No somos Blackwood.
No tenemos ni una gota de su sangre. Aún así llevamos con honor su
apellido. “El Loco” decidió que un amigo suyo, Julien Mayfair,
copulara, por decirlo de alguna forma suave, a su nuera para que al
fin pudiese quedarse embarazada. Nosotros nos parecemos físicamente
a él y tenemos una genética especial. Somos brujos, Garwain.
Madre no te odia. Madre siempre te amó.
No sé si sentir celos por ello o lástima. Me odiaba porque creía
que yo te había matado en su vientre quitándote el alimento. Te
juro, hermano, que yo habría hecho cualquier cosa porque tú
vivieses del mismo modo que yo. Habría sido fabuloso tener un
hermano en el que apoyarme cuando tuviese miedo o sintiese rabia.
Has matado a tía Queen. No le quedaban
muchos días de vida. Al principio estaba molesto con ella por haber
negado que te veía y sentía, pero ahora sólo siento dolor por su
pérdida. Desconozco la discusión que habríais tenido que provocó
que fueses tan violento. ¿Por qué lo fuiste? Tú me salvaste la
vida y me defendiste ante muchas otras personas y seres. ¿Tan
consumido por la desesperación estabas? Querías ser como yo.
Siempre quisiste que fuéramos iguales. Pero jamás te diste cuenta
que lo éramos. Los dos a nuestro modo éramos solitarios y estábamos
perdidos.
Te escribo esta carta para dejarla en
la tumba junto a tus cenizas. Madre ha muerto. La he matado. No
vendrá a molestarte. Sólo espero que ahora al fin descanses.
Perdóname por no haber sabido antes la verdad. Discúlpame por
haberte odiado una vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario