Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 7 de octubre de 2013

Trío de ases

Me hallaba en el salón cercano al balcón del jardín. Observaba las plataneras a lo lejos moviéndose suavemente por la brisa nocturna, los dondiegos ofrecían una fragancia agradable y se escuchaba el murmullo del agua en la piscina. Tenía la mirada fija y llorosa por los sucesos que habían ocurrido hacía unas noches. Llevaba en mi ojal una roja fragante, de color rojizo como la sangre, que destacaba el color negro del traje y la camisa turquesa a juego con mi corbata, mis cabellos dorados caían sobre mis hombros mientras mis manos se hallaban cerradas como si rezara.

Esperaba la llegada de Rowan. Había rogado poder ver a Hazel aunque fuese una última vez. Lo había hecho frente a la cancela con las manos engarrotadas en los barrotes, los ojos llenos de lágrimas y mis piernas temblorosas. Quería tenerla a mi lado una vez más, sentir su pequeño cuerpo contra el mío y decirme a mí mismo que no había perdido de nuevo una familia. Porque ella me había concedido de nuevo el deseo que había guardado, casi llevado a su extinción, de una familia, un hogar, un amor intenso que realmente me hiciera vibrar.

Cuando apareció vestida con un camisón color hueso, con sus cabellos rubios sueltos, y sin la niña quedé confuso. Era como una aparición de otro mundo. Sus ojos tenían una intensidad distinta y parecía decidida. Quise hablar, pero permití que el silencio nos rompiera a los dos. Tras ella apareció Mona. Ella estaba vestida con un camisón de encaje negro, el cual se ceñía a su cintura, y sus cabellos estaban desordenados.

-¿Qué hace ella aquí? Quiero ver a Hazel- expliqué levantándome molesto.

-Ella está aquí porque yo se lo he ordenado- replicó acercándose a mí para tomarme del rostro y ver con sus propios ojos mis lágrimas.

-Mejor guarda silencio y deja que hablemos- inquirió Mona sentándose a mi lado.

Noté los labios de Rowan sobre los míos y como su lengua se introducía dejando que una descarga eléctrica de placer, felicidad y deseo me contagiaran. Mis manos fueron a su cintura y la atraje hasta mí sentándola sobre mis piernas. Sin embargo, no fueron los únicos labios que sentí en aquel momento. Mona apartó mi cabello y comenzó a besar mi cuello. Podía sentir sus labios hinchados rozar cada milímetro de mi piel. Las manos de ambas me desnudaban y yo, como si estuviera paralizado, me dejaba desnudar quedando pronto sin nada de ropa.

Sentía los senos de Rowan pegarse contra mí aún envueltos en la suave tela de su camisón, igual que los de Mona contra mi brazo derecho. Mis manos se movieron rápidas levantando el camisón de mi mujer, dejándolo remangado entorno a su cintura y con deseo palpé su sexo. No llevaba ropa interior, ella ya había dispuesto que algo así sucedería. Sin embargo, se apartó quedando de rodillas frente a mí. Mona le siguió tomando asiento a su lado. Sus manos se movían por mis muslos y sus lenguas lamieron mi sexo que ya estaba endureciéndose.

Eché la cabeza hacia atrás disfrutando de la deliciosa tortura. Jadeé y gemí abriendo mis piernas, permitiendo que Rowan engullera el glande y los apretara con sus labios y mordisqueara con sus dientes. Mi detestable y excitante pelirroja hacía lo mismo pero con mis testículos. Mis dedos se enredaban en los cabellos de mis brujas, porque en ese momento ambas eran mías. Si bien, dejé de sentir sus bocas para observar como se quitaban la ropa una a la otra y me miraban con lujuria.

-Ven Rowan, voy a mostrarte como le gusta al jefecito que lo monten- explicó Mona subiéndose sobre mí para colar mi miembro entre sus piernas, hundirlo en su húmedo sexo y comenzar a moverse fuerte mientras me agarraba de la cabeza tirando de mí. Mis manos la tomaron por la cintura mientras chupaba sus pezones- Así jefecito, así- gemía como puta provocando que moviera mis caderas.

Rowan se sentó a nuestro lado y tomó mi mano izquierda para colarla entre sus piernas, notando así lo dispuesta que estaba para mí. Aquello me hizo despertar del trance y tirarlas a un lado en el sofá, para luego empujarlas hacia el suelo abriendo sus piernas. Besé a ambas y pellizqué sus pezones, lamí los fluidos que corrían por su vagina hacia sus ingles y las agarré a ambas del pelo.

-¿Quieren a caso que sea un monstruo con ambas?-pregunté notando que tan sólo jadeaban tocándome.

Me tumbé en el suelo tirando con rabia de Rowan, para subirla a mi cadera y penetrarla con todo su peso. También acerqué a mi zorra favorita, la zorra que me había metido en aquel lío, y la coloqué sentada en mi torso abriendo sus piernas. Comencé a lamer su clítoris, lo mordí y succioné para luego hundir dos de mis largos dedos. Con la zurda tiré de las muñecas a Rowan y coloqué sus manos sobre los senos de Mona, para que los pellizcara y yo viera ese hermoso momento.

Nos habíamos vuelto un amasijo de carne gimiendo, jadeando y sintiendo placer. Los músculos de la vagina de Rowan apretaban con deseo desenfrenado cada centímetro de mi sexo, Mona pronto me agarró del pelo tirando mi cabeza hacia ella. Ambas gemían moviendo sus caderas, pero no estaba conforme. Las quité de encima de mi cuerpo y las dejé tiradas en el suelo.

Aproximé a ambas mi miembro y hundí mis dedos en sus vaginas. Mona y Rowan se turnaban saboreando cada milímetro, provocando que mi vello se erizara y mis deseos aumentaran. Ellas parecían estar dentro de un sueño, o tal vez lo estaba yo, pues disfrutaba del paraíso. Cuando aparté mis dedos y mi miembro, otra vez, elegí primero a Mona para complacerla.

Ella miró a Rowan mientras la colocaba contra el sofá, dejaba sus pechos sobre el asiento, y la penetré rudo de una vez. Empecé a moverme fuerte golpeando con mi mano derecha bien abierta. Sus nalgas estaban empezando a quedar enrojecidas al igual que sus mejillas, pues la escasa sangre que hubiese tomado aquella noche se concentraba en ellas. Mi mujer se aproximó acariciando mis testículos mientras me miraba rogando que terminara pronto con ella. Mona tuvo su orgasmo, pero eso no me hizo tener el mío. Me aparté de ella y agarré a mi adorada rubia de ojos grisáceos. Rowan me miró completamente excitada y sin más la penetré, de la misma forma que a su prima.

-Tú eres mi puta y ella es mi zorra, espero que os complazca sentirme así de bruto y descontrolado- mi voz estaba completamente tomada por el deseo.

-Sólo hazlo, hazlo...-decía gimiendo antes de soltar un gemido más alto, apretando sus músculos y deseando que me viniera.

-No- murmuré apartándola para agarrar a ambas y correrme en sus pechos.

Deseaba hacerlo allí para que ambas se lamieran frente a mí y así hicieron. No tuve siquiera que pedirlo. Mona agarró los pechos de Rowan y se los succionó para luego permitirle a ella hacer lo mismo. Por último, se acercaron a mí lamiendo mi miembro lentamente para no dejar rastro alguno.

-¿Ves Rowan? El jefecito es un egoísta que quiere todo para él-explicó jadeosa y perlada de sudor sanguinolento.

-Lo veo, pero te recuerdo que él es mío y ésto sólo ha sido para ver tu técnica. Él es mío-murmuró.





No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt