Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 4 de enero de 2014

La única mujer de mi vida

¿Creen en el amor a primera vista? Siempre he pensado que el amor a primera vista no existe, pues no se conoce los más recónditos secretos del alma. Aunque sí creía que uno podía cautivarse, prendarse o simplemente ilusionarse con una belleza única que le provocara cierta paralización y estupidez. Reconozco que me equivocaba y lo comprendí muy tarde, pues fue imposible no contemplarla y no dejarme llevar por el deseo que sentía calentando mi pecho.

Tía Queen había muerto. La encantadora, brillante y alegre tía Queen. La mujer que había hecho que Tarquin fuera un muchachito perfecto y encantador lleno de virtudes. La mujer que había acariciado mil veces sus cabellos negros y hablado con él sobre la belleza de los camafeos, los viajes más insólitos y dado discursos enérgicos sobre la vida. Ella, la mujer de bonitos tobillos y hermosos zapatos de gran tacón. Coqueta, encantadora, diferente y sobre todo maravillosa. Ella era única. Tuve el honor de conversar con ella unos minutos y caí profundamente enamorado de sus ojos cubiertos de arrugas, aunque grandes a pesar de todo y llenos de una pasión imposible de contener en su cuerpo ajado por los años, y que decir de sus hermosos cabellos cubiertos de cana pero con un perfume tan agradable. Creo que tuve que contener mis lágrimas en más de una ocasión y sobre todo porque no llevaba mis gafas.

Vestía mi levita negra con puños de encaje, mi pañuelo blanco y mi camisa de chorreras. Mi cabello caía en cascada sobre mis hombros y rozaba la cruz de mi espalda. Rizado, largo y deslumbrante. Sin duda es la imagen que todos tenéis de mí. Una imagen sacada de un concierto de rock de estos grupos modernos y peculiares o quizás de novela romántica, de esas que leen solteronas muy amargadas o jovencitas creyendo aún en el príncipe azul que no llegará. Ningún hombre es un príncipe azul. Pero, no quiero desviarme del asunto a tratar. Así que simplemente diré que vestía como si fuera el magnífico Lestat y no un muchacho común y corriente. Rowan estaba cerca, tan cerca que podía oler el perfume que rezumaba de su escote y tocar prácticamente con mis dedos los lóbulos de sus orejas. Unos lóbulos simétricos y unas orejas realmente encantadoras, como todo el conjunto de mi hermosa bruja.

Sin duda alguna ese día fue nuestro primer encuentro. Nos hallamos en un mar de lágrimas, palabras conmovedoras y su mal genio. Estaba rotundamente molesta por no poder leer mi mente. Pude verlo en sus facciones duras, aunque femeninas con un toque masculino arrollador, algo fruncidas y con sus ojos clavados en un punto fijo que no logré concretar.

Me enamoré como un chiquillo y cuando la vi de nuevo supe que ella y yo tendríamos problemas. El principal de todos es que no pude contenerme y cuando la eché a patadas, porque así fue, de la propiedad de los Blackwood, pues no podía ver como Mona había regresado de entre los muertos, la besé. Aún desconozco que puede simbolizar los besos en la boca, mejillas, lóbulos y cuello que le di para un mortal. Es posible que fuera aún más íntimo que para nosotros los vampiros. Lo desconozco. Sin embargo no me controlé... o mejor dicho ¡No quise controlarme!

Desde entonces supe que el amor a primera vista existe igual que el amor puro que proclaman la Santa Biblia. Admito que tenía aún mis reticencias. Un enorme milagro cayó en mi vida e iluminó todo. Mi vida se convirtió en un perfecto desastre, pero un desastre hermoso. El misterio de los Taltos, la vida de éstos y la de las brujas que sirvieron a ese Lasher apareció. ¡Dios! ¡Fue impactante! Creo que me mareé y saturé por tanta emoción mezclada. Pero ella, sin duda ella, era lo que más me había maravillado.


Caí rendido a sus pies y cuando pude sostenerla entre mis brazos, en más de una ocasión, el suelo se movía bajo y podía sentir como la luz de Dios me iluminaba. O más bien como una erótica sensación me hacía vibrar de pies a cabeza. Y como dijo Mona... sí, porque admito que tenía razón... redescubrí el sexo opuesto. Creo que pude ver el amor puro de Dios en sus ojos grises tan tristes como perdidos. Encontré el sendero al Jardín Salvaje y enloquecí. Juré amor eterno cuando ni siquiera ella sería eterna y me aparté para no causarle daño. No podía ser egoísta. Pero finalmente lo he sido y ella está a mi lado. No puedo permitir que termine como Tía Queen en un futuro. No, no puedo enterrar al amor más grande que he tenido en mi vida. Amo a Rowan Mayfair por encima de mí mismo.  

Lestat de Lioncourt



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Lejos del personaje debo decir que te amo. Te amo con todo mi corazón. Eres la mujer de mi vida. Tú eres la única que me ha hecho sentir vivo. Y que es cierto... a todo Lestat le llega su Rowan. 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt