Mi Ophelia es de Tarquin ¿de quién iba a ser? Mi hermanito quiere halagar a su encantadora
Lestat de Lioncourt
Las esmeraldas de tu rostro brillan
como luciérnagas,
parecen desear que el verano de tu piel
no muera
y aletean entorno a las fresas de tu
boca
mientras mis dedos se hunden entre tus
rojas sedas.
Eres el fuego que se inicia como una
chispa
y recorre mis venas hasta hacerlas
hervir
mientras rodamos por el pasto de mi
santuario
escuchando el zumbido de nuestros
corazones como avispas.
Tú y yo somos expertos en amores
complicados
pues estuvimos separados como Romeo y
Julieta
y aunque la muerte nos tomó de la mano
pero entonces tuvimos otra oportunidad
y hemos escapado.
Quiero llevar en mis labios el sabor de
tus besos
y caminar por el mundo tomados de la
mano
cumpliendo con la flor que yace en
nuestro pecho
que susurra poemas eróticos de
hermosos versos.
Tú eres mi Ophelia Inmortal...
Yo tan sólo tu noble Abelardo.
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