Deseo dejar este texto para mi gran amor y todos ustedes. Rowan es la que me hizo vivir de nuevo el mundo.
Lestat de Lioncourt
En ocasiones sueño con volver a
vislumbrar la silueta de sus ruinas. Pero tras tantos siglos ¿dónde
están mis verdaderas raíces? La historia ha borrado mi nombre de
aquellos muros, los cuales a duras penas se mantienen en pie, y el
sendero que solía usar al galope ha quedado desfigurado. No hay nada
que pueda atestiguar que allí luché contra mis propios
sentimientos. No obstante es irresistible. A veces sueño que regreso
triunfante siendo un gran actor, a mi lado se encuentra Nicolas y la
tierra se abre alzándonos como héroes.
Pero nada fue así ni nunca lo será.
No hay que soñar aquello que ni siquiera se desea de corazón. Jamás
cambiaría la oportunidad que me brindaron, aunque fuese forzado.
Porque hoy, como ayer, he aprendido que la vida tiene una forma
deliciosa de susurrarte aquello que debes o tienes que hacer.
Estas reflexiones, a altas horas de la
noche, sentado en el jardín trasero de mi vivienda y contemplando
las estrellas, como a veces hago, me provocan ganas de reír a
carcajadas. No soy un hombre demasiado sentimental en ese sentido.
Aprecio los momentos y los disfruto. Creo que disfruté algunos días
de invierno y las fiestas de primavera que se realizaban en el
poblado del valle. Allí, en Auvernia, no hay sitio para mí pero sí
en New Orleans y en cualquier lugar, vaya donde vaya, porque la
aventura siempre me habla con la voz de una sirena.
Sé que debo estar aquí y aquí voy a
estar. Me quedaré con los brazos abiertos, estirando bien mis manos,
para recibir la agradable brisa procedentes de los pantanos. Tan
agradable como la voz de Rowan. Ella ha hecho que el pasado se borre
de un plumazo y vea el mundo como un lugar donde divertirme
nuevamente.
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