Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 14 de abril de 2014

Pensamientos de un viejo druida

Bonjour

Miren quien habla de sus sentimientos. ¡El druida tocahuevos! 

Lestat de Lioncourt 


Cuando caminas en soledad, como si fueras un alma en pena, aprendes a saborear los momentos en los cuales tus labios se despegan, emiten tu voz como si fuera un graznido y logras un diálogo más o menos fluido con un viejo compañero. Recuerdo que en alguna ocasión aparecí en el palazzo de Marius. Contemplé su más hermoso discípulo, al menos a sus ojos, moverse con desparpajo por sus opulentas fiestas. Sabía que era una tentación para ese maldito idiota. También sentía que toda su felicidad estallaría y se quedaría sin nada, pero claro era simple superchería de un druida.

Desde tiempos de Jesús llevo caminando por éste mundo en el cual se han librado batallas por dioses que han acabado siendo olvidados, momentos terribles de asesinatos entre hermanos y codicias de tierras que realmente pertenecen a los espíritus que allí aún habitan. Las almas se han alzado hasta los cielos y han hecho llorar a la naturaleza que ha quedado yerma. Nací en un pueblo guerrero, tachado de bárbaro y de ira maldita, pero he conocido a naciones mucho más salvajes.

En éstos momentos contemplo su rostro concentrado en las llamas que se alzan con furia. No puedo dejar de desear tocar sus labios algo finos, su mentón masculino y sus cabellos negros, largos y ondulados, parecen enmarcar su piel de mármol. Avicus regresó a mi lado por alguna oscura razón que no permite confesarme.

Mi amor por ese maldito gigante guerrero comenzó el mismo día que lo conocí encerrado en la corteza de un viejo árbol, el cual aún estaba cubierto de musgo y hermosas hojas verdes. Siento escalofríos todavía cuando sus ojos oscuros se clavan en los míos. Su sonrisa es franca y parece ser el reflejo de su alma tranquila. Las manos ásperas que recorren mi cuerpo son tentadoras y excitantes, pero intento apartarlas de mí porque mato a la soledad que siempre me ha acompañado. Por alguna extraña razón me he convertido en un ser dependiente y he dejado atrás mi pose de místico huraño; la misma pose que sigo reservando para aquellos que quieren conocerme.

Me arde el corazón, como si fuera un bosque en llamas, cuando su boca atrapa la mía y noto como quedo desnudo ante sus apasionados deseos. Tan calmado en apariencia y por dentro es un rayo que te atraviesa de pies a cabeza. Y por ello tengo miedo. Jamás me sentí tan dependiente de su figura, pues quizás en los viejos tiempos tenía mayor fortaleza. Después de mi locura y exposición al sol, de ver mi cuerpo condenado a terribles cicatrices, y del breve amor que desperté en Jesse quizás, sólo quizás, éste druida ha terminado aceptando su parte más vulnerable y él se aprovecha de ello. Aún así le amo inevitablemente pase lo que pase.


Mi terco corazón pertenece a un dios y no está en una cruz.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt