Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 6 de junio de 2014

Construye casas

El siguiente texto es un regalo de Armand para Daniel... mira que son raros. 

Lestat de Lioncourt 


Él construye casas, algunas son gigantescas mansiones y otras pequeñas cabañas desperdigadas. Sus construcciones son firmes, muy robustas, pero tan pequeñas que ni siquiera caben mis manos. Son construcciones en miniatura, de un talento innegable y una paciencia privilegiada. Sus manos se mueven suavemente, cortando cada trozo de madera y pintándolo con cariño; las casas incluso tienen luces, pequeños árboles a su alrededor y carreteras bien pavimentadas. Podría decirse que ha decidido crear su propio mundo, evadirse de la realidad y concentrarse en algo que pocos podrían valorar.

Puedo ver su flequillo revuelto, tan rubio como sus cejas, mientras frunce el ceño arrugando su frente. Tiene una mueca de concentración muy divertida, pues a veces saca la lengua y la pasea por su boca pequeña. Es fascinante poder comprobar que pasen las horas que pasen se mantiene en la misma posición, con sus dedos manchados de pegamento y pintura, arreglando los últimos detalles.

Su complexión algo delgada, desaliñado, sin zapatos y con ese poder contenido siempre me ha llamado la atención. Suelo decir que no me interesa. A veces incluso le desprecio frente a Marius. Sin embargo, a solas, lo contemplo como quien contempla una hermosa obra de arte. He llegado a tocar sus mejillas mientras trabaja, acariciar su nuca o abrazarlo sin ver interés alguno de él sobre mí.

—Daniel...—hoy he quebrado la voz cuando le he hablado—. Daniel... —he repetido sin obtener respuesta alguna—. Daniel, te amo— he susurrado dejando un beso en su mejilla—. Me quedaré contigo unas horas...


Me he sentado a su lado observando como ponía en marcha un tren pequeño, que se deslizaba por los carriles torcidos de las montañas, salía por un túnel y entraba a la estación de la pequeña ciudad. Sonreía. He visto como sonreía. Sus ojos brillaban emocionados. Al fin había terminado otra maqueta perfecta. Mañana, seguro, empezará con otra y así hará mes tras mes, año tras año, y finalmente llegará el día del juicio final y él seguirá construyendo casitas.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt