Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 12 de junio de 2014

El demonio y sus ángeles

Este es un texto de Armand para todos ustedes, que ha deseado compartir. 


Lestat de Lioncourt


Sentado, en la cornisa de uno de los edificios más atractivos de todo New York, observaba las calles con su trepidante ritmo. Recordaba por un instantes la vida que había llevado, cuántos pecados cargaba a sus espaldas y la verdad que había saboreado con un deseo insaciable. Cerró sus ojos cafés, dejó que el aire despeinara de nuevo sus cabellos ondulados y se viese como una llama en medio de la noche. Con gracia abrió sus brazos, estrechando la infinita oscuridad de aquel escondrijo, y quiso tener alas para ser el ángel que todos veían.

No hacía ni cinco minutos que había destrozado a un igual, dejando su cuerpo irreconocible tras tirarlo desde otro edificio colindante. Sus dedos estaban aún manchados por la sangre de su contrincante, también se había ensuciado su bonita camiseta celeste, y sus pantalones tenían el dobladillo del bajo lleno de barro. Armand parecía un niño salido de una postal de guerra, eso lo sabía, pero se sentía libre del peso que siempre caía en sus hombros. Había matado de forma grotesca, sucia, perversa y trágica.

—Dybbuk—la voz de Benji hizo que se girara para contemplarlo.

Aquel rostro moreno, de enormes ojos negros y cabellos alborotados, le provocó una tierna sonrisa en sus labios. Con elegancia se movió hacia él, dejando la cornisa para entrar dentro, en el refugio de la elegante suite, abrazándolo y besándolo como lo haría una madre. Aquel joven vampiro era para él su compañero.

—Cariño mío—dijo tomándolo del rostro por sus redondas mejillas—. ¿Qué sería de éste demonio sin ti?

—Posiblemente estarías escuchando las aburridas historias de Marius—respondió con total sinceridad.

Armand echó a reír empezando a cubrir el rostro del joven con sus besos, mientras le revolvía el cabello y lo estrechaba con total amor. Sybelle se encontraba de pie, acariciando el piano, mientras esperaba a que ambos tomaran asiento para tocar para ellos. Tan hermosa, delgada y sensual como siempre. Aquel pequeño camisón de color blanco le daba aspecto de ángel y ambos la miraron con cariño, como si viesen la aparición del Arcángel San Gabriel.

—Toca—dijo con dulzura—. Toca para Dybbuk y para mí.


Ellos eran los ángeles que guardaban al demonio. Unos ángeles que le habían acompañado a un rutinario viaje a New York, donde se hallaba uno de sus nuevos y turbios negocios. Armand estaba en la ciudad más fastuosa del mundo, con una compañía agradable, y cientos de vampiros a los cuales dar caza en un momento dado.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt