Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 8 de junio de 2014

Silencio a gritos

Daniel Molloy nos presenta uno de sus pensamientos ¿quieren leerlo? Seguro que sí.

Lestat de Lioncourt 


Observaba atentamente la pequeña casa, con su diminuto tejado de tejas rojas y sus hermosos balcones floridos, como si fuera Dios observando el mundo. Cada flor, por simple que fuera, llevaba dos capas de pintura en su maceta y más de una hora de compleja creación. Las cortinas, de alegres colores vivos, caían lánguidamente ocultando el interior. Dentro, los muebles victorianos decoraban con detalle cada sala y las pinturas, perfectamente reproducidas, daban vida. Conocía cada rincón como si hubiese paseado por su suelo de madera, correteado por las escaleras de caracol y brincado en las hermosas camas con elegantes doseles.

Agachó la mirada, algo cansado, mientras miraba sus manos cubiertas de pintura. Eran dedos largos, algo huesudos, y muy ágiles. Recordaba como pulsaban cada tecla de la máquina, a una velocidad rápida, precipitando cada palabra como lo haría un loco. Esos artículos tan impactantes y directos, esos mismos que acababan en el cubo de la basura de la editorial. No tenía columna propia, sólo algunos artículos eran publicados y cuando apareció con aquella historia le tomaron por loco. Loco estaba ahora. Loco por la voz, algo chillona, de su creador. Ese maldito ángel que por dentro era un demonio, un rostro frágil y atractivo con un alma atormentada. Pero el más atormentado era él. Esas voces, las miles de voces, que sonaban en su interior le hacía chillar. Sólo construir aquellas casas le aliviaba, y la sangre. Esa sangre que brotaba de pobres desgraciados que caminaban frente a su edificio.

—Daniel... —Armand lo llamaba. Llevaba llamándolo más cinco minutos, pero no lo había escuchado—. Dani... —cerró los ojos inclinándose hacia delante mientras lloraba, pero sin lágrimas, por su pésimo destino. Era como un maniquí, un juguete, para aquel adolescente eterno.


Tocó los muros blancos y tocó la puerta minúscula, para llamar al timbre y hacerlo sonar. Quería entrar dentro de la vivienda, esconderse cual ratón, y esperar que él desapareciera. Sí, quería que fuese como una pequeña ratonera donde esconderse asustado, con las manos en la cabeza, rogando que el sonido se consumiera como la llama de una vela.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt