Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 3 de agosto de 2014

Siempre tuyo, cariño

La primera impresión dicen que es importante, lo más significativo en éste mundo, y por la cual nos dejamos guiar para siempre. Sin embargo, ¿podría jurar yo eso? No sé que impresión he podido darte jamás. Nunca me he preocupado por si parecía un estúpido apoyado en una pared, un muchacho algo delgado con la boca demasiado grande y los ojos intensos. Quizás sí, quizás no. No sé si soy el héroe que todos esperan o sólo un descerebrado que termina enredando todo demasiado. A veces creo que sólo corro en distintas direcciones, sin un rumbo fijo, buscando el peligro, prácticamente llamándolo a gritos, porque me divierto y me siento libre. Sin embargo, no lo es tanto cuando la muerte o el Diablo se cruzan en mi camino y me piden un baile.

Tal vez soy un estrafalario con una bonita sonrisa, un cabello dorado como el sol y una piel demasiado blanca para ser humana. Aunque si te digo la verdad, antes era aún más marmóreo. Conoces una versión distinta de mí a la que muchos han conocido. Voy aprendiendo, cargando mi espalda de recuerdos que a veces explotan en la cara, y a la vez pierdo la chispa que podía llegar a poseer entre mis manos, en lo profundo de mi alma, la cual muchos no han llegado siquiera a vislumbrarla. Ya no me sorprendo tanto, pero creo que río y lloro del mismo modo que lo hacía cuando tan sólo era un niño aferrado a las faldas de mi madre. Aún puedo sentir el frío húmedo que calaba hasta los huesos, sus manos temblorosas en mi cabeza apartando algunos mechones y su voz reverberando por los altos muros. Sí, aún puedo hacerlo y creo que eso es lo que puedes ver mejor en mis ojos. Sigo siendo un muchacho que va aprendiendo, pero que jamás llegará a ser lo suficientemente responsable para considerarse un adulto.

Muchos son los que han jurado venganza hacia mí, pero también miles los que han dicho amarme hasta perder la cabeza. He sido injusto con muchos, pecador con cientos y sincero con pocos. Puedes considerar estas palabras como un camino hacia la sinceridad. Mi amor hacia ti siempre estará ahí, tendido hacia ti, buscando que me ames con la misma pasión que el primer día. Cada beso que te he dado ha sido puro. Si no me crees, porque es posible que a estas alturas creas muy poco de mí, sólo puedo decirte que un beso en la frente no se lo doy a cualquiera. Te he llenado el rostro de besos, el cuerpo de caricias y el alma de murmullos cargados de juramentos casi imposibles. No soy muy sincero, tampoco puedo justificar que sea un canalla, pero te juro que he caído a tus pies y aún no me puedo levantar.

No sé si esto se puede considerar una declaración de amor, pero sí una carta sincera más allá de la pose habitual. Estoy nervioso, casi como un niño en la mañana de Navidad, porque sé que tus ojos leerán cada una de éstas líneas y quizás, sólo quizás, comiencen a llorar recordando cada segundo que hemos vivido. Únicamente voy a pedirte que tengas fe. Fe en mis sentimientos y en cada uno de los motivos que tengo por cada frase que te he lanzado. Cree en mí. Si me necesitas voy a estar a tu lado, rodeándote con ternura y besando tu sien. Nunca dejaré de amarte y siempre intentaré, hasta que lo logre, hacerte feliz.

Siempre tuyo,

Lestat de Lioncourt  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt